La esperada clementina francesa (la única) inició su campaña a mediados de octubre. Jean-Paul Mancel, presidente de la Asociación para la Promoción y Defensa de la Clementina de Córcega (APRODEC) resume la nueva campaña y habla del nuevo paisaje agrícola que se está configurando.
La clementina de Córcega en cifras: 665.000 clementinos, 30.000 toneladas comercializadas bajo IGP (obtenida en 2007), 1.620 hectáreas bajo IGP, 190 productores corsos, 2.000 empleos y 25 centros de envasado/© Aprodec
Volúmenes cercanos a los de 2022
"La temporada empezó hace casi un par de semanas con la Caffin, una variedad precoz, y hace unos días iniciamos la transición a la segunda variedad, la Fine de Corse (la principal variedad producida en Córcega), que nos llevará hasta finales de diciembre, y quizás incluso principios de enero de este año", explica Jean-Paul Mancel. Y este año, la producción volverá a ser la de hace dos años, con cerca de 33.000 toneladas, frente a las 25.000 de 2023. "De momento, todo va perfectamente, los volúmenes están ahí y los análisis de madurez son buenos". Los volúmenes no dejarán de aumentar cada año, ya que cada año se plantan unas 50 hectáreas.
La agricultura corsa se transforma ante la escasez de agua
"El paisaje agrario de Córcega se encuentra en plena transformación", afirma Jean-Paul Mancel. "El sector de los cítricos se desarrolla con nuevas variedades de mandarinas en fase de experimentación, así como nuevas plantaciones de naranjos y limoneros, para las que se está estudiando una IGP". Sin embargo, la isla debe hacer frente ahora a los efectos del cambio climático. Aunque por el momento no experimenta lluvias excesivas ni granizo, el aumento de las temperaturas y los largos períodos de sequía preocupan cada vez más a los productores. "A los cítricos les encanta el calor, eso está claro, pero cuanto más caluroso y seco es el tiempo, más se desarrolla la cochinilla". Se trata de un problema ante la progresiva desaparición de las soluciones fitosanitarias. Pero, sobre todo, los campos, situados principalmente en la llanura oriental, empiezan a quedarse sin agua. "Esta solía ser la región de la isla con mayor pluviosidad, pero ya no es así". ¿Cuáles son las soluciones? Para Jean-Paul Mancel, la Confederación Hidrográfica de Córcega debe reinventarse. "Hay que esforzarse para que todas las plantaciones puedan regarse. Los citricultores, por su parte, deben seguir controlando el riego. Hay que trabajar realmente con las autoridades públicas para garantizar el suministro de agua, que con el tiempo se convertirá en nuestro mayor problema". Otra vía es la renovación varietal. "El INRAe y el CIRAD trabajan actualmente en nuevos portainjertos y variedades más resistentes al calor y a las enfermedades, y que además requieran menos agua".
¿Y en cuanto a las exportaciones?
Aunque actualmente casi todas las clementinas de Córcega se venden en el continente, APRODEC podría plantearse exportar en un futuro próximo, dado el aumento del volumen. "Hasta ahora no hemos necesitado hacerlo, ya que los volúmenes han sido suficientes para abastecer a Francia. Mañana quizá tengamos que buscar otros mercados".
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APRODEC
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clementinedecorse.fr