Durante la campaña presidencial de EE. UU. que tuvo como resultado la reelección de Donald Trump, se propuso la implementación de aranceles generalizados del 10% al 20% sobre la mayoría de las importaciones, alcanzando un mínimo del 60% para productos provenientes de China. La incertidumbre sobre la magnitud exacta de estos aranceles, su tiempo y lugar de aplicación, sugiere un potencial incremento en la demanda de transporte marítimo, lo que podría traducirse en un alza en las tarifas de flete, especialmente en rutas desde Asia hacia EE. UU.
Analizando el impacto de las políticas arancelarias durante el primer mandato de Trump, en aquella etapa, según expone Judah Levine, jefe de investigación de Freightos, los aranceles fueron una parte central de la política comercial de la administración Trump, especialmente respecto a China. Esta incluyó aranceles sobre bienes importados desde el país asiático por un valor de US$200.000 millones, que fueron anunciados en julio de 2018 y que se implementaron como un arancel del 10% en septiembre para aumentar al 25% el 1 de enero de 2019. Como consecuencia, muchos importadores se apresuraron a embarcar sus bienes en China con rumbo a EE. UU. antes de que los aranceles entraran en vigor. Esto tuvo como resultado un aumento significativo en las tarifas de los contenedores marítimos desde Asia hacia la costa oeste de EE. UU., que se duplicaron hacia mediados de noviembre de 2018.
Los importadores, buscando esquivar los aranceles, aceleraron sus pedidos independientemente de si sus envíos estaban directamente afectados por los aranceles, ya que el incremento en los costos de flete resultaba menor en comparación con el potencial aumento de los costos por aranceles. Esta anticipación de pedidos llevó a una acumulación de inventarios y a una disminución en los volúmenes de contenedores en 2019, rompiendo una racha de nueve años de crecimiento en el volumen anual de importación de contenedores desde 2009.
Las consecuencias económicas de estos aranceles podrían extenderse más allá de un aumento temporal en las tarifas de flete, afectando a los importadores con mayores costos y potencialmente derivando en precios más altos para los consumidores. Además, se anticipan posibles aranceles de represalia que podrían impactar la demanda de exportaciones estadounidenses. Judah Levine sugiere que los aranceles propuestos por Trump podrían tener un impacto más significativo en los flujos y tarifas de transporte marítimo que los observados en 2018.
Fuente: mundomaritimo.cl