Según la ONU, en 2019 se desperdiciaron en el mundo 930 millones de toneladas de alimentos, pérdidas que generan entre el 8 y el 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero, por lo que la reducción del desperdicio alimentario es un objetivo primordial para gobiernos y comunidad investigadora.
Laura Rabasco, Francisco Jiménez, Arícia Possas y Fernando Pérez, investigadores del grupo HIBRO de la Universidad de Córdoba, han desarrollado un método que aúna diferentes tecnologías para predecir la vida útil de las fresas de forma rápida, en tiempo real y sin producir daños al fruto.
Arícia Possas, Fernando Pérez, Laura Rabasco y Francisco Jiménez, del grupo HIBRO de la Universidad de Córdoba.
"El objetivo del trabajo era crear un índice para predecir la calidad de las fresas usando técnicas no destructivas, por eso usamos la tecnología NIRS (espectroscopia de infrarrojo cercano) que mediante la luz reflejada permite medir parámetros fisicoquímicos (firmeza, pérdida de peso) y microbiológicos de la fresa", explica Francisco Jiménez.
Para desarrollar este método se usó un espectrofotómetro portátil (el aparato que mide la reflectancia) capaz de medir tanto el espectro visible como el infrarrojo. Se evaluaron parámetros de calidad, incluyendo color, firmeza, pérdida de peso, apariencia y calidad microbiana, cada tres días durante el almacenamiento de fresas frescas a diferentes temperaturas. A partir de estos datos "se crearon modelos matemáticos que se integran en la nube y permiten desarrollar predicciones sobre la vida útil de la fresa basadas en esos parámetros fisicoquímicos que medimos con el espectrofotómetro", señala Jiménez.
"En el estudio probamos diferentes temperaturas desde 5 a 35 grados y la idea es que se aplique dentro de esas fases de la cadena para mantener la vida útil durante más periodo", añade Laura Rabasco.
Mientras que los análisis físico-químicos y microbiológicos tradicionales implicarían actividad en laboratorio y mayor tiempo para obtener los resultados, además de dañar el fruto, con esta tecnología, sin destrucción, se pueden tomar decisiones en tiempo real (decidiendo si un producto tiene que salir antes o después) y relacionarlas con modelos de precios dinámicos en supermercados, adaptando así el precio al ciclo de vida útil del producto.
"Este enfoque digital usa la información que se recoge con el espectofotómetro y se manda a la nube, se procesa y se puede utilizar en tiempo real en las cadenas logísticas y en la toma de decisiones en cuanto a la calidad del producto con el objetivo de reducir el desperdicio alimentario", profundiza Fernando Pérez.
Esta tecnología ha sido probada en los almacenes de Migros, que es el vendedor de alimentos frescos más grande del retail de Turquía, como parte del proyecto PRIMA BiofreshCloud, que tiene como objetivos fomentar la bioeconomía circular, mejorar la vida útil de la fresa y el tomate y reducir el desperdicio alimentario en fases precosecha y poscosecha integrando un enfoque digital.
Para más información:
Universidad de Córdoba
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