La retirada de varias sustancias activas de los productos fitofarmacéuticos autorizados por la Unión Europea ha causado confusión entre los agricultores marroquíes. CropLife, la asociación que agrupa a los proveedores de productos fitosanitarios de Marruecos, patrocinó en noviembre un estudio de impacto para orientar la adaptación a la nueva normativa.
Boubker El Ouilani, presidente de CropLife, comparte las conclusiones del estudio: "El estudio de impacto realizado por los doctores Ezzahiri, Bouhache y Chtaina muestra que la serie de retiradas masivas y precipitadas ha perturbado el sector fitosanitario y ha nublado la visión de los profesionales con respecto a su actividad y la de los agricultores con respecto a la sostenibilidad de los sistemas de producción basados esencialmente en los productos fitofarmacéuticos clave retirados. Los agricultores no han notado los efectos de las retiradas debido a la sequía, salvo en algunos cultivos como el tomate y los cítricos. Algunos agricultores son conscientes de las dificultades a las que se enfrentarán a medio plazo con tratamientos más caros y el riesgo de hacer frente a las resistencias aumentando las dosis y frecuencias de los tratamientos, mientras que otros se limitan a aplazar el problema hasta que se agoten los productos retirados y en circulación".
"Los cultivos amenazados por el desarrollo de resistencias de ciertos bioagresores a las sustancias activas restantes son la remolacha azucarera para la casidina y la Cercospora beticola, la patata para el mildiú, varias hortalizas tempranas y la fresa para el moho gris, el manzano para la sarna, el olivo para la mosca del olivo y los campos de cítricos y rosáceas frutales para ciertas malas hierbas problemáticas", prosigue El Ouilani.
Según el estudio, en ausencia de nuevos productos o innovaciones en materia de protección, la retirada de sustancias activas puede repercutir en el control de las plagas, lo que se traduce en una protección fitosanitaria parcial o inexistente, pérdidas de rendimiento de entre un 5% y un 70%, pérdidas de calidad, un aumento de los costes de entre un 5% y un 30% y un descenso de la rentabilidad de la producción agrícola. Además, el estudio prevé la reaparición de ciertos bioagresores, la amplificación del fenómeno de resistencia a los productos fitosanitarios y la consiguiente inseguridad alimentaria.
La prohibición de las sustancias activas acabará por extendiéndose, comparte El Ouilani: "De acuerdo con el principio de sustitución recientemente introducido en la UE, y si seguimos la lógica del bloque comunitario, en Marruecos acabarán reevaluándose más de 70 sustancias activas. Muchas de ellas son importantes y su uso está muy extendido en Marruecos, lo que conduciría a los agricultores a un callejón sin salida".
Para hacer frente a esta alarmante situación, el estudio de impacto patrocinado por CropLife emite una serie de recomendaciones, entre ellas:
- Fomentar la colaboración público-privada para la realización de estudios y ensayos que promuevan nuevos enfoques químicos y biológicos innovadores, y activar el procedimiento de registro de los productos fitosanitarios innovadores.
- Siguiendo el principio de zonificación, las decisiones de retirar sustancias activas en función de su impacto medioambiental deberían basarse en pruebas científicas marroquíes, no europeas. Los procedimientos de evaluación de riesgos adaptados a las condiciones marroquíes deberían servir de base para la toma de decisiones.
- Siguiendo el ejemplo de los países de la UE, es necesario flexibilizar la normativa mediante la concesión de derogaciones de emergencia que permitan el uso temporal de un plaguicida en casos para los que no existan soluciones alternativas, o derogaciones de necesidad que permitan el uso de productos fitosanitarios en circunstancias especiales.
El Ouilani concluye: "Es necesaria una labor de sensibilización de los agricultores y productores sobre las buenas prácticas fitosanitarias para apoyar los esfuerzos ya realizados por las instituciones implicadas (ONSSA y ONCA) y CropLife Marruecos".
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