Para evitar que los productos de bajo coste entren en Estados Unidos, el presidente electo Trump ha prometido aranceles generalizados a los productos de todos los países. Al mismo tiempo, también ha prometido reducir la inflación y bajar los precios de los comestibles. Aunque todavía no se ha presentado una estrategia, se están produciendo debates y especulaciones. "Si se impusieran aranceles, solo se conseguiría encarecer las frutas y hortalizas", afirma Lance Jungmeyer, de la Fresh Produce Association of the Americas. "Tendría como consecuencia que las familias de ingresos bajos y medios ya no podrían comer tan sano".
Seguridad alimentaria
Además de un aumento del precio de las frutas y hortalizas, también se pondría en peligro la seguridad alimentaria. "Cada vez vemos más fenómenos meteorológicos catastróficos que afectan a los rendimientos", comenta Jungmeyer. Hace poco, el paso del huracán Helene y del huracán Milton en Florida acabó con una parte importante de los tomates y pimientos del estado. "Una oferta interna reducida en combinación con los aranceles aumentaría las posibilidades de desabastecimiento". Además, la mayoría de los productos no pueden cultivarse en Estados Unidos durante las 52 semanas del año y los países extranjeros desempeñan un papel importante en el suministro durante las temporadas bajas.
T-MEC
Dos de estos países son México y Canadá, cuyos productores han realizado importantes inversiones para ofrecer a los consumidores estadounidenses productos sanos. Actualmente está en vigor el tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) que permite el libre comercio entre los tres países. Este acuerdo se renueva en 2026 y hasta entonces no se esperan cambios reseñables. "Los aranceles irían en contra de este acuerdo y perturbarían significativamente el comercio de frutas y hortalizas en Norteamérica", asegura Dante Galeazzi, de la Texas International Produce Association (TIPA). "Estados Unidos tiene la necesidad de importar frutas y hortalizas para favorecer el consumo de alimentos saludables". Tomando Texas como ejemplo, el estado cultiva alrededor de 60 frutas y hortalizas diferentes para el mercado interno e importa alrededor de 200 artículos diferentes de México. "Esto convierte a Texas en un punto de abastecimiento vital para Norteamérica", indica Galeazzi.
Con todo, aún es pronto para saber qué ocurrirá. "No sé si las frutas y hortalizas estaban contempladas cuando el presidente electo hablaba de aranceles. Yo diría que la lista se centrará en productos manufacturados y productos de países con una ventaja competitiva desleal sobre Estados Unidos", comenta.
Una selección de productos cultivados en Texas.
La industria canadiense de los invernaderos
En Canadá, Richard Lee, de Ontario Greenhouse Vegetable Growers (OGVG), también se muestra bastante optimista. "Confío en que las fronteras entre Canadá y Estados Unidos permanecerán abiertas y creo que estos aranceles van dirigidos a otros países", dice Lee. "A ambos países les conviene mantener el tratado de libre comercio, ya que Estados Unidos depende de nosotros tanto como nosotros de ellos. Cualquier cambio pondría en peligro la relación entre ambos países".
La dependencia se nota en las cifras. En los invernaderos de Ontario se cultivan anualmente un total de 503 millones de kilos de pepinos, tomates y pimientos, y cada día salen de las fincas 300 camiones cargados con remolques, dos tercios de los cuales van a parar al sur de la frontera canadiense. En total, se exporta el 85% de los pepinos, tomates y pimientos cultivados en Ontario. Las bananas, las uvas, los cítricos, las sandías, los aguacates, etc., son solo algunos ejemplos de los productos que Canadá recibe de su vecino del sur.
Vista aérea de Leamington y el lago Erie. Leamington cuenta con la mayor concentración de productos de invernadero de Ontario.
Lee es optimista y confía en que Estados Unidos reconozca a Canadá como un buen socio comercial para seguir apoyando el bloque comercial norteamericano que refuerza la seguridad alimentaria. "Nuestros productores han realizado importantes inversiones en sus instalaciones de invernaderos y se esfuerzan por reducir la contaminación. Como el Gobierno canadiense aspira a conseguir emisiones netas cero, se ha instaurado un impuesto sobre el carbono. Este año, los agricultores de Ontario pagan en conjunto 24 millones de dólares canadienses en impuestos sobre el carbono, cifra que aumentará a más de 300 millones de dólares canadienses en 2030".
Izquierda: Richard Lee. Derecha: pimientos cultivados en invernadero.
Para más información:
Lance Jungmeyer
Fresh Produce Association of the Americas
[email protected]
Dante Galeazzi
Texas International Produce Association
[email protected]
Richard Lee
Ontario Greenhouse Vegetable Growers
[email protected]