La campaña de la fresa egipcia empezó hace algo más de una semana para la firma holandesa LuBa Fresh con volúmenes limitados y precios por las nubes. "La oferta está ya empezando a aumentar un poco, pero este año nos enfrentamos a grandes retos. Los rendimientos son un poco más bajos, los costes han aumentado de manera considerable y los precios del transporte aéreo también están carísimos", afirma Lucien de Wit.
El resultado de todo esto es que las fresas egipcias están hasta un 70% más caras que el año pasado. "Pero los costes también se han duplicado", subraya Lucien. "Además, se exporta una gran cantidad de fresas egipcias al Reino Unido, bien directamente o en camión desde Ostende y, por tanto, hay menos producto disponible para los Países Bajos".
LuBa Fresh recibe diariamente fresas egipcias en los aeropuertos de Fráncfort, Colonia, Maastricht y Ámsterdam. "Hay importadores holandeses enviando fresas por avión incluso a París, pero nosotros todavía no lo hemos hecho", afirma el importador. "La demanda es buena y gran parte de la mercancía que llega está ya vendida de antemano, por lo que siempre hay algún cliente que se queda sin producto".
Las fresas egipcias suelen suministrarse sobre todo para los mercados navideños alemanes, donde se bañan en chocolate. "Las variedades un poco más duras, como la Fortuna, Festival o Sensation, se prestan bien a ello. Las fresas holandesas son demasiado blandas. Otros años, los alemanes han preferido siempre las fresas grandes para estos mercados, pero debido a los altos precios, ahora hay clientes pidiendo específicamente fresas pequeñas, para poder ensartar tres o cuatro en un palo. Es algo que nunca había visto en todos estos años", concluye Lucien.
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