"Tenemos contratos basados en el volumen y, en invierno, los precios de una buena parte de la producción se fijan, pero también colaboramos con otros productores para proyectar la oferta de pepinos de las próximas semanas y luego hacer recomendaciones de precios", dice Kristian Solbergs, director general de Solbergs Gartneri AS, es un invernadero situado en Vettre (Noruega) con tres generaciones de historia y dirigido en la actualidad por Kristian Solberg. El invernadero produce el 7% de la producción de pepino de Noruega.
Kristian Solberg.
Los noruegos, ávidos de productos locales de invernadero
Cuando se trata de competir con productos de España y los Países Bajos, Kristian señala que la mayoría de los consumidores noruegos están dispuestos a pagar precios ligeramente más altos por los productos nacionales, ya que los pepinos importados llegan a los lineales de los supermercados más pálidos y blandos que los cultivados localmente.
"En general, los noruegos están deseosos de comprar productos noruegos y apoyar al sector nacional. En ocasiones, Oslo es una excepción, ya que los consumidores de la región de la capital se fijan más en el precio, sobre todo con la crisis energética que hay y los altos tipos de interés, que están recortando los presupuestos familiares", apunta Kristian.
Aunque los pepinos snack tienen cada vez más demanda en múltiples mercados de todo el mundo, Kristian señala que no han llegado a asentarse en el mercado noruego porque la experiencia de los consumidores con estos pepinos no ha sido la mejor. Así, el mercado noruego se centra en los pepinos ingleses largos, con preferencia por pepinos algo más pequeños que los que suelen cultivarse en Países Bajos y Alemania.
"La mayor diferencia con Países Bajos es que nuestro mercado quiere pepinos de unos 300-350 gramos, mientras que los holandeses y alemanes suelen ser más grandes. A algunas empresas de semillas les parecen demasiado pequeños, así que hacemos muchas pruebas para encontrar esas variedades más pequeñas", explica Kristian.
Pepinos listos para el envasado.
Los precios de la electricidad son una carga para los agricultores noruegos
La crisis energética también condiciona el funcionamiento de los invernaderos, ya que muchos agricultores operan en un mercado spot en el que pagan en función de los precios en tiempo real, que cambian de hora en hora. Los precios del gas en Noruega son más altos que en Países Bajos y otros países, señala Kristian. "El gas suele ser más caro que la electricidad. A partir de 2025 estará prohibido utilizar petróleo y el Gobierno también quiere dejar de utilizar gas para calentar los invernaderos. En total, los invernaderos noruegos funcionan en un 70% con energías renovables".
"A veces te pueden pagar por usar electricidad, otras veces tienes que pagar dos coronas noruegas por kWh (unos 0,18 dólares o 0,17 euros por kWh). También puedes comprar certificados energéticos o firmar contratos de compra de energía para cubrirte y asegurarte el precio, pero eso tampoco está siempre equilibrado", explica Kristian.
Y aunque Noruega es reconocida por sus iniciativas de energía verde, a veces estas se quedan cortas y pueden perjudicar a los usuarios. Por ejemplo, el Gobierno empezó a suministrar electricidad a las instalaciones petrolíferas del mar del Norte para reducir el consumo de gas natural del sector. Esto es costoso y agota la energía verde del continente: todo para abastecer a plataformas petrolíferas que luego acaban importando la energía de los combustibles fósiles de vuelta al continente. Esto, como señala Kristian, es un tanto hipócrita y pone en desventaja a los usuarios residenciales y a las industrias del continente.
"El precio de producción está aumentando de forma desmesurada, así que los agricultores noruegos tienen que ser lo más prácticos posible, centrarse en mejorar la eficiencia energética en el invernadero y presionar al Gobierno para que apoye los productos nacionales", destaca Kristian.
Para más información:
Solbergs Gartneri AS
Kristian Solbergs, director general
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