La primera parte de la campaña de naranjas y clementinas españolas, que concluirá a finales de este mes, está presentando grandes dificultades a los productores y comercializadores, que han pagado las consecuencias de las abundantes lluvias, fruto de la DANA, así como la presión de precios de los últimos lotes de naranja de ultramar, aún presentes en los mercados europeos en el mes de diciembre.
La DANA golpeó a las zonas productoras de cítricos más importantes, afectando directamente a plantaciones kaki, así como de naranjas y clementinas. "Si bien ha habido un impacto directo de las lluvias torrenciales en la pérdida de producción, uno de los mayores problemas que lleva afrontando el sector en el último mes son las reclamaciones en destino por la afectación en la calidad de la fruta, especialmente en variedades como Clemenules, la clementina más plantada, así como en las naranjas tempranas Navelina", cuenta Miguel Agustín, director comercial de la empresa valenciana Nostra Fruita.
"Las persistentes lluvias impidieron las tareas de recolección y muchos comercios se encontraban con las cámaras vacías y una demanda pujante, obligando a muchos a cosechar con exceso de humedad. Luego empezaron a llegar las reclamaciones en destino y en los distintos eslabones de la cadena", explica el comercializador.
De acuerdo con Miguel Agustín, ha sido un problema generalizado y el grado de incidencias oscilaba según la variedad. Ha pasado incluso a comercializadores. "Han sido unas semanas muy difíciles, en las que había que hacer una estricta selección de proveedores. Nosotros hemos podido gestionar la situación relativamente bien, teniendo en cuenta que movemos alrededor de 50 millones de kilos anuales".
Aunque en estos momentos está bajando ya el número de incidencias, de acuerdo con el comercializador, esta coyuntura ha perjudicado al consumo de naranja y clementinas y ha influido en la desaceleración de las ventas. "Ha habido un estancamiento de la demanda, a excepción del tirón que suelen tener los envases tipo 'pitufos' para las celebraciones de San Nicolás en el norte de Europa".
Las grandes mermas en la variedad Clemenules en la Comunidad Valenciana y sur de Tarragona harán que, muy probablemente, se acorte su campaña este año. De hecho, en algunas zonas productoras ya ha empezado a recolectarse Clemenvilla, lo que supone un adelanto significativo respecto al año pasado.
No obstante, si bien la problemática de las afectaciones de las lluvias en la calidad han supuesto grandes complicaciones en general, Miguel Agustín señala el choque entre el inicio de campaña de las naranjas españolas con los últimos lotes de ultramar como un golpe durísimo para el sector.
"Nos estamos encontrando todavía en el mes de diciembre con existencias de naranjas Valencia y Cambria de Sudáfrica que se están vendiendo a precio de saldo, tanto en los principales mercados de España como en Países Bajos, Reino Unido, Italia, Portugal… Es imposible competir con precios tan bajos, precios que no deben de ser rentables para quienes suministran estos productos", lamenta el comercializador.
"En septiembre las naranjas de mesa sudafricanas eran escasas y se vendieron muy caras, pero las Valencia se retrasaron y llegaron en abundancia a mediados de octubre con precios altos, los cuales empezaron a desplomarse a medida que empezó la campaña española. Como resultado, las ventas de naranjas están muy paradas y el sector mira con intranquilidad e incertidumbre a los próximos meses, ya que en estos momentos comienzan a llegar a los mercados las naranjas de Egipto. La verdad es que la campaña de naranja española no pinta nada bien este año", avisa director comercial de Nostra Fruita.
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Miguel Agustín
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