Al igual que otras islas del arco antillano, Bonaire, la más pequeña de las islas ABC (con apenas 25.000 habitantes, pero el destino de alrededor de 500.000 turistas al año), importa casi la totalidad de los productos alimenticios de la mano de, entre otras empresas, Fresh Supplier Bonaire (FSB), donde el holandés Wim Meiling comenzó a trabajar el año pasado como gerente logístico.
Patatas holandesas.
FSB es la rama logística de Van Den Tweel Groep, un grupo holandés que cuenta con cinco supermercados y una empresa mayorista en las islas ABC, y que transfirió sus operaciones a Gassan Azan en 2018. "FSB opera únicamente en Bonaire, pero además de abastecer al supermercado del grupo en la isla, también suministra productos al sector local de hostelería y retail, que consta de unos 25 supermercados, muchos de los cuales son gestionados por emprendedores chinos. Contamos con nuestra propia carnicería y panadería, además de suministrar frutas, hortalizas y alimentos secos", explica Meiling.
Papayas provenientes de la República Dominicana.
Patatas y cebollas de los Países Bajos
La mayoría de las frutas y hortalizas importadas por FSB se cargan en el puerto de Miami, una vez por semana. Los contenedores refrigerados son de carga parcial, combinando carne y lácteos con productos hortofrutícolas. Aproximadamente el 20% de las frutas y hortalizas provienen de los Países Bajos. Los productos más perecederos llegan por transporte aéreo, mientras que las patatas y las cebollas holandesas se transportan por vía marítima, también con una frecuencia semanal. Las frutas exóticas, como papayas y aguacates, así como algunos tomates tipo pera, tomates carnosos y cebollas, se importan quincenalmente desde la República Dominicana. Además, una vez por semana, un barco abierto procedente de Venezuela, que dista apenas 60 km de Bonaire, descarga frutas, especialmente aguacates. FSB no compra productos locales. Y es que la horticultura en la isla no juega un papel significativo en el suministro de alimentos.
Arándanos peruanos.
Desafíos logísticos
Dada la cadena logística bastante compleja – la mayor parte de los productos se cargan en Miami, que también es un centro logístico para productos procedentes de las costas este y oeste de EE.UU., México y Centroamérica, entre otros – y teniendo en cuenta la dependencia de "proveedores grandes, pero a veces poco fiables", la calidad de las frutas y hortalizas a su llegada no siempre es satisfactoria.
Ajo chino de un proveedor holandés.
"Contamos con un inspector de calidad que realiza una revisión física de los productos y monitorea los registradores de temperatura. En caso de reclamación, preparamos un informe fotográfico que enviamos al proveedor. En promedio, las reclamaciones ascienden a unos 1.500 dólares por semana, lo cual es una suma sustancial. Sin embargo, puesto que cada reclamación está debidamente respaldada y justificada por pruebas fotográficas, estas suelen ser aceptadas. Además, hacemos todo lo posible por salvar los productos comercializables y no tiramos nada sin más. Aquello que ya no es apto para la venta al público lo donamos, por ejemplo, a la granja de burros que está un poco más adelante en la carretera", señala Meiling.
Además de frutas y hortalizas, en el almacén de FSB se encuentran muchos alimentos secos.
Los barcos de carga atracan primero en Aruba, al día siguiente en Curazao y Bonaire queda al último, por lo que los retos logísticos en Bonaire son aún mayores que en las otras dos islas de la parte sur del arco antillano. Además, solo los barcos que tengan una grúa a bordo, lo que rara vez ocurre, continúan su viaje a la isla más pequeña de las tres. Y es que Bonaire no cuenta con su propia grúa en el puerto. "Por lo tanto, el transbordo se realiza en Curazao con un remolque, lo que causa un día adicional de retraso, suponiendo que todo salga bien. A veces la llegada a Bonaire tarda una semana y ese proceso adicional cuesta unos 1.500 dólares. Los productos frescos no son baratos en la isla y todo tiene que ver con el transporte. Afortunadamente, los costes logísticos en general han vuelto al mismo nivel que antes de la pandemia de coronavirus. La tarifa de un contenedor refrigerado desde Europa ahora es de unos 7.000 dólares", apunta Meiling.
Los contenedores transbordados con destino Bonaire se colocan en un chasis en Curazao.
Wim Meiling muestra aguacates de gran calibre.
Pocas frutas y hortalizas en la lista de la compra
La calidad de los productos transportados por aire desde los Países Bajos es indudablemente mejor, según Meiling, pero en Bonaire los precios de los productos europeos se vuelven demasiado altos para ser aceptables. "Si bien el sector de la hostelería, y especialmente los establecimientos de alto nivel, tienen estándares más altos que, por ejemplo, los supermercados chinos, la isla de Bonaire no atrae tantos turistas como Curazao y Aruba. Mientras que los turistas demandan comida sana, sabrosa y variada, la población local compra principalmente productos básicos como patatas, arroz y carne. Son verdaderos amantes de la carne, y las frutas y hortalizas no están tan presentes en la lista de compras."
FSB cuenta con su carnicería propia.
Y mientras que en los Países Bajos y otros países europeos las patatas están enfrentando cada vez más competencia por parte de la pasta y el arroz, otras fuentes de carbohidratos, haciendo que los envases en los lineales sean cada vez más pequeños, en Bonaire todavía se pueden comprar sacos de patatas de 25 kilos. "Son patatas ligeramente harinosas. Importamos dos contenedores al mes desde los Países Bajos", manifiesta Meiling.
Naranjas americanas y pimientos mexicanos.
Lechuga Iceberg americana.
Limas mexicanas.
Aplanando la curva
El gerente logístico de FSB comenta que el nivel de las importaciones disminuye durante los meses de verano, puesto que la temporada alta de turismo es de diciembre a marzo. "La facturación de FSB fuera de temporada solía caer a la mitad en comparación con los meses de mayor afluencia turística; sin embargo, el año pasado adoptamos una estrategia diferente. Nos gustaría aplanar la curva y tener una facturación más constante", comenta Meiling.
No obstante, aplanar la curva no es fácil, en parte porque existen problemas con la rotación de las existencias, que es relativamente baja por la obligación de mantener altos niveles de stock. "Teniendo proveedores confiables, no hace falta acumular existencias. Pero no tenemos ese lujo. El suministro desde Brasil es particularmente problemático en este sentido. Y esta carencia no se limita a los bienes que vendemos. Si un montacargas se avería, a veces hay que esperar semanas hasta que llegue la pieza de repuesto. La eficiencia a veces es difícil de lograr aquí, pero no quiero quejarme. Llevo más de un año en Bonaire y cada día me siento como de vacaciones. Y si todo fuera supereficiente, tampoco tendría trabajo aquí", concluye Meiling riendo.
Para más información:
Wim Meiling
Fresh Supplier Bonaire
Kaya Industria 24
Kralendijk (Bonaire)
Tel.: +599 701 0909
[email protected]
www.freshsupplierbonaire.com