De la asistencia social al cultivo de hortalizas. Este fue el paso que dieron los holandeses Arie Boers y Adrian Goedegebure hace seis años en Bonaire, la más pequeña de las tres islas ABC y un municipio especial dentro del Reino de los Países Bajos. "Con Fundashon Krusada, una fundación que ayuda a individuos y familias a superar problemas sociales, ofrecimos el cultivo de hortalizas a pequeña escala como forma de terapia, y en ese momento nos dimos cuenta de que había una gran demanda en la isla de frutas y hortalizas frescas de origen local", expresa Adrian.
Adrian muestra flores de pepino que se venden al sector hostelero.
Arie, quien tiene experiencia en el cultivo de hortalizas en los Países Bajos, y Adrian unieron fuerzas para crear un invernadero abierto con solo una malla de sombra como protección, de diseño y fabricación holandesa. A base de prueba y error, se adentraron en el mundo de la horticultura tropical. Cada año, la superficie cultivada creció, la gama de productos se amplió y la cartera de clientes se diversificó.
Bon Tera cultiva albahaca y menta, entre otras hierbas aromáticas.
Los dos emprendedores comenzaron con el cultivo de baby leaf, brotes y espinacas, incluida una variedad especial llamada espinaca de Malabar, cuya planta trepa hasta dos metros. Hoy en día, en el invernadero de lo que ha llegado a denominarse Bon Tera Bonaire, también se cultivan sandías, pepinos (incluidos los tipo snack), el típico frijol largo surinamés, tomates cherry —esta hortaliza solo durante los meses más frescos, justo después de la temporada de lluvias— y hierbas aromáticas como la albahaca y la menta. Entre las variedades de brotes, se incluyen rábanos rojos y verdes, girasoles y guisantes.
Nuevas plantaciones de pepinos.
"No todo crece en la isla de Bonaire"
"Creo que tenemos una gama de productos amplia y variada en el invernadero. No obstante, aquí no se puede cultivar de todo. Siempre hace calor y la diferencia de temperatura entre el día y la noche apenas llega a 3 grados. Por lo tanto, hay que seleccionar las variedades adecuadas. Probamos varias variedades de pepinos, evaluando su resistencia al calor y su rendimiento promedio, hasta llegar a la elección final", indica Adrian.
Nueva plantación de espinacas de Malabar.
La temperatura constantemente alta, de alrededor de 33 grados, es el mayor desafío para el cultivo de hortalizas en esta isla caribeña. "El agua de riego se calienta mucho durante el día, por lo que preferimos regar temprano en la mañana y al final de la tarde. También regamos durante el día, pero en ese caso debemos controlar continuamente la temperatura del agua", explica Adrian. "A mediodía, las hojas de los pepinos se quedan totalmente caídas, pero se recuperan al anochecer. No enfriamos el agua ni utilizamos ventiladores en el invernadero, porque eso implicaría altos costes de electricidad. La ventilación cruzada del invernadero proporciona la refrigeración necesaria".
Las espinacas de Malabar se cosechan varias veces a la semana.
Preferencia por el agua de lluvia
Bon Tera opera fuera de la red en términos de energía. La electricidad proviene de paneles solares. "Contamos, sin embargo, con una conexión a la red de suministro de agua, que, pese a ser cara, forma la base de nuestro sistema de riego, aunque en la temporada de lluvias preferimos usar el agua de lluvia, que es más rica en nutrientes y que recolectamos. El agua de pozo, en cambio, tiene un alto índice de sal. Si fomentar la horticultura en la isla se convirtiera en una prioridad gubernamental, subsidiar el agua para riego podría ser uno de los primeros puntos de gestión", comenta Adrian.
Albahaca y baby leaf para la hostelería de Bonaire.
"En este sentido, es curioso que constantemente se diga que se necesitan más proyectos de horticultura en Bonaire, mientras que ni las leyes y ni las regulaciones están alineadas con esta necesidad. Además, las iniciativas existentes no cuentan con el respaldo de los conocimientos adquiridos en los Países Bajos, que podrían dar un impulso al sector. Ser pionero en horticultura tropical en Bonaire significa, a menudo, tener que reinventar la rueda. Esa es una gran diferencia con el cultivo en los Países Bajos", señala Adrian.
En el invernadero abierto de 4.500 m², donde las plantas están protegidas del sol intenso solo con una malla de sombra, la presión de plagas es alta, pero manejable. "El problema principal son la mosca blanca y los ácaros", explica Arie. "Con las temperaturas cálidas constantes de Bonaire, estas plagas encuentran las condiciones ideales para su desarrollo, haciendo que el ciclo de reproducción sea bastante corto. Usamos cintas adhesivas para atrapar las moscas blancas, que atacan principalmente el cultivo de pepinos. También tenemos ranas en el invernadero, que ayudan a controlar estas plagas. Y si vemos que la situación se descontrola, quitamos todas las plantas y limpiamos el invernadero. O mejor dicho, una parte del invernadero, ya que está dividido en compartimentos separados para evitar que una infestación afecte a toda la producción", puntualiza.
Toda el agua de lluvia se recoge. Se utiliza un generador en el período de lluvias, que es cuando no hay luz suficiente para generar energía con los paneles solares.
Legislación obsoleta
Quien quiera cultivar hortalizas en Bonaire necesita un invernadero, explica Arie. "El cultivo al aire libre tiene poco futuro aquí debido a los daños causados por los animales. Las iguanas y los lagartos devoran cualquier planta sabrosa. Hay campos de maíz, pero es un cultivo de bajo valor; no se puede vivir de eso. En este sentido, la legislación que establece que solo el 20% de las tierras de Kunuku —tierras otorgadas a los residentes en el pasado para fines agrícolas— puede contener infraestructura está desactualizada en mi opinión. Un invernadero también se considera un tipo de infraestructura, pero sin él no se pueden cultivar frutas ni hortalizas", manifiesta.
Cultivo de brotes.
En términos de calidad, según Adrian, los productos de Bon Tera Bonaire superan a los productos importados: "Todos nuestros productos son frescos; lo que se cosecha por la mañana se entrega por la tarde". Además, en cuanto a precio, las frutas y hortalizas que suministra Bon Tera a supermercados y restaurantes no son más caras que el producto importado. "La mano de obra es nuestro mayor coste, y aunque siempre buscamos formas de trabajar de manera más eficiente, no vemos muchas posibilidades de automatización", añade Arie. "Quizás, para crecer como empresa, deberíamos considerar reducir la variedad de productos y especializarnos".
Cultivo de microvegetales.
Para más información:
Arie Boers
Adrian Goedegebure
Bon Tera Bonaire
Arie: +599 700 3497
Adrian: +599 782 3532
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