En el Instituto Volcani de Tel Aviv (Israel) se ha logrado un gran avance en el cultivo de cítricos con el desarrollo de más de 200 variedades de mandarina. Estas variedades están diseñadas para adaptarse a diversos climas globales sin alterar los ecosistemas locales. La investigadora Livnat Goldenberg destaca el interés del instituto por crear naranjas que complementen las condiciones ambientales y climáticas específicas de todo el mundo.
Sudáfrica, destacado exportador de naranjas a Zambia, obtiene estas mandarinas especiales del Instituto Volcani, que también distribuye a mercados de Europa y Sudamérica. Según Daphna Gottlieb, el trabajo del instituto ha contribuido notablemente a minimizar las pérdidas poscosecha en Israel, reduciéndolas al 5%. Gottlieb señala además el reto universal de las pérdidas provocadas por plagas, que pueden oscilar entre el 10% en las regiones desarrolladas y el 50% en las zonas en desarrollo. El instituto investiga activamente métodos sostenibles de control de plagas para abordar este problema.
Fuente: ZNBC