Según un estudio de la Universidad Estatal de Washington, algunas de las regiones productoras de manzanas más productivas de América se enfrentan a grandes retos derivados del cambio climático.
Los investigadores analizaron más de 40 años de condiciones meteorológicas que afectan al ciclo de crecimiento de los manzanos, desde la brotación y la floración hasta el desarrollo del fruto, la maduración y el desarrollo del color.
Aunque muchas zonas productoras se enfrentan a mayores riesgos climáticos, los tres mayores condados productores de manzanas de Estados Unidos se encuentran entre los más afectados: Yakima en Washington, Kent en Michigan y Wayne en Nueva York. En concreto, el condado de Yakima, el mayor de los tres con más de 19.750 hectáreas de manzanares, ha registrado tendencias perjudiciales en cinco de los seis parámetros analizados por los investigadores.
"Las condiciones meteorológicas cambiantes en varias fases del ciclo de crecimiento plantean amenazas potencialmente agravantes para la producción y la calidad de las manzanas. De cara al futuro, sería útil pensar en adaptaciones en diferentes etapas del desarrollo de las manzanas que puedan minimizar los impactos perjudiciales generales".
Para este estudio, publicado en la revista Environmental Research Letters, los investigadores analizaron datos meteorológicos de 1979 a 2022. En concreto, analizaron seis parámetros que afectan al crecimiento de las manzanas, incluidos dos parámetros de extremos: los días de calor extremo, definidos como días con una temperatura máxima superior a 34 grados centígrados, que pueden causar quemaduras solares y otros problemas, y las noches cálidas, cuando las temperaturas mínimas superan los 15 grados, que pueden afectar negativamente a la coloración.
Los investigadores también analizaron el número de días fríos; las "unidades de frío" o el número de horas más frías que necesita un manzano para estar inactivo; el último día de heladas primaverales; y los días-grado de crecimiento, es decir, el número de días por encima de una determinada temperatura que son propicios para que crezcan las manzanas.
Los cambios en estos parámetros pueden afectar a la producción de manzanas, modificando el momento en que florecen los árboles, aumentando el riesgo de quemaduras solares en las manzanas y afectando a su aspecto y calidad. El oeste de Estados Unidos ha experimentado las tendencias más marcadas en múltiples parámetros perjudiciales para las manzanas.
"Lo que ocurre en las distintas estaciones puede afectar a la salud a largo plazo, así como al rendimiento y la productividad del manzano durante esa estación concreta", explican. "Así, lo que ocurre en invierno afecta a lo que ocurre en primavera, que a su vez afecta al verano, y así sucesivamente en un ciclo".
Ante la probabilidad de que aumenten los riesgos climáticos, los investigadores también están tomando medidas para ayudar al sector a adaptarse. Kalcsits dirige un proyecto financiado con una subvención de 6,75 millones de dólares del Departamento de Agricultura de Estados Unidos para ayudar a mitigar el impacto de los fenómenos meteorológicos extremos en los cultivos de manzanas y peras.
"Washington es un buen lugar para empezar a hablar de adaptación", afirma Kirti Rajagopalan, ingeniero de sistemas biológicos de la WSU y coautor del estudio, que también trabaja en el proyecto subvencionado. Gran parte de la producción comercial de manzanas tiene lugar en el norte de Estados Unidos.
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Deepti Singh
WSU Insider
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