En Sudáfrica hay un grupo de agricultores que creen en fotografiar con el móvil los ojos de las criaturas que les causan problemas, ya sean ratas o moscas de la fruta, y enviárselas a Jan du Plessis, en Benoni, en el East Rand de Johannesburgo. Preferiblemente muchas fotos, de tantos individuos —vivos o muertos— como puedan reunir, de cualquier parte del mundo.
"Cuando recibo la fotografía", dice Jan du Plessis, de AgriFrequencies, "la coloco en una máquina que copia la frecuencia específica de este organismo, para invertir la frecuencia 180 grados". El resultado, dice, es una frecuencia desincronizada profundamente desagradable para el organismo en cuestión.
Cada objeto dotado de masa, explica, vibra a una frecuencia única para él debido al campo cuántico subatómico. Por la misma lógica, Du Plessis afirma que también puede amplificar las frecuencias (en lugar de convertirlas en armas) para aumentar la vitalidad de un organismo.
Jan du Plessis utiliza el entrelazamiento cuántico para disuadir a organismos molestos mediante la manipulación de sus frecuencias únicas.
Una frecuencia desincronizada mina la energía
Du Plessis cuida con esmero los principios y el diseño de su máquina de alteración de frecuencias y del transmisor que, mediante un proceso que él denomina "entrelazamiento cuántico", devuelve estas frecuencias recién creadas al campo —o al almacén, o al complejo turístico— con gran precisión.
Afirma que cuando el organismo se encuentra con la frecuencia desincronizada, pierde su energía y la mayoría la abandona en cuanto puede. Se supone que la frecuencia no afecta a otras especies salvo a aquella cuyos ojos se han fotografiado.
Las frecuencias se emiten de manera continua. Utilizando fotos aéreas de Google Earth, Du Plessis las envía a casi todos los países de África y más lejos, a Alemania y Estados Unidos.
Derecha: así se controla el número de Thaumatotibia leucotreta, dicen sus defensores.
"Hay complejos turísticos que llevan muchos años utilizando nuestro servicio para mantener alejados a animales como hienas, babuinos, chacales, pájaros, etcétera", asegura Du Plessis.
Dado que los animales e insectos perennemente perseguidos tienen un ritmo de mutación acelerado, señala, sus frecuencias también cambian, por lo que los agricultores tienen que suministrarle constantemente nuevas fotos. Du Plessis guarda una réplica de cada frecuencia invertida en cristal de cuarzo pulverizado, que dice que se conserva durante mil años para futuras peticiones similares.
"Este es el mejor veneno de mi almacén"
"Puedo asegurarte que las frecuencias funcionan", subraya un productor de uvas de mesa y frutas de hueso, que prefiere mantener su anonimato. "Suena a ciencia ficción y, sin embargo, funciona. Llevo usándolo unos 15 años". Si bien aclara que estas frecuencias manipuladas no sustituyen a su programa de fumigación química, sino que son un complemento que hace que los otros productos funcionen mejor y que "ha tenido mucho éxito contra la mosca de la fruta".
"No es una solución rápida", añade otro usuario del Cabo Occidental. "Sigues teniendo que hacer todo lo mismo que antes, pero te proporciona una herramienta más. No mata las plagas, las ahuyenta".
El fruticultor confiesa que no va por ahí hablando de las frecuencias, pero se convenció cuando Du Plessis fue capaz de provocar burbujas en una botella de agua ligeramente salada colocada en uno de sus campos. Desde 1.400 km de distancia, Du Plessis emitió frecuencias que se manifestaron en la aparición de burbujas en la botella. En una botella de agua de control colocada fuera del alcance de las frecuencias no aparecieron burbujas.
Jannie Nieuwoudt, de la finca citrícola Vogelfontein, en las montañas Cederberg, conoció AgriFrequencies hace cuatro años en Nampo, una gran feria agrícola. "La gente se mostraba escéptica, pero si no lo entiende ¿qué le vamos a hacer? Hemos combatido la Thaumatotibia leucotreta, la mosca de la fruta e incluso las algas por medio de la física cuántica, y hemos obtenido resultados asombrosos". De todos sus insumos, señala, es el más barato. "Supongamos, como ocurrió hace un tiempo, que estoy paseando por un campo y veo langostas. En ese momento le envío a Jan [du Plessis] fotos de sus ojos. Dos días después ya no hay ni una sola langosta en el campo".
¿Qué opinan los auditores visitantes de este tratamiento poco ortodoxo? Nieuwoudt se ríe. "El auditor ni siquiera sabe en qué apartado del formulario reflejarlo. Suelen poner cara de extrañeza cuando se lo explico. Pero mi consumo de productos químicos ha bajado un 90%. Es el mejor veneno de mi almacén. Si comparas mi programa de pulverización con lo que pulverizan en algunas explotaciones... Nuestros registros anuales de pulverización se han llegado a confundir con los registros de una sola semana".
Ejemplos de las fotos que los agricultores envían a AgriFrequencies.
"Si pueden demostrarlo, cualquier agricultor querría utilizarlo"
Du Plessis dice que descubrió el poder del entrelazamiento cuántico mientras estaba incapacitado por una intoxicación de arsénico y lo acosaban las moscas. Él mismo lleva un colgante estimulante de la salud colgado del cuello y otro para repeler insectos. "Los mosquitos y las moscas no se me acercan".
Du Plessis explica que ha intentado compartir su invento con la comunidad científica, pero que el interés de físicos y entomólogos se evapora rápidamente. El escepticismo de la comunidad científica no es fácil de superar, en parte porque, supone, el entrelazamiento cuántico es un proceso natural, no un producto comercial pensado para generar ventas. "Intentamos registrar las frecuencias al amparo de la Ley 36, pero me dieron una exención porque las frecuencias no son un producto en sí mismo y, por tanto, no pueden registrarse", indica.
Un científico dedicado a la investigación agrícola dice que a menudo le piden su opinión sobre el entrelazamiento cuántico, o la manipulación de plagas mediante frecuencias. Si los principios que sustentan la teoría son sólidos o no, sostiene que no importa tanto como si el principio ha sido probado en condiciones repetibles por agentes imparciales.
Este científico nunca ha visto la investigación pertinente en revistas académicas y dice que duda que se haya sometido a pruebas exhaustivas. Du Plessis afirma que muchos agricultores y otras partes realizan sus propias pruebas sobre la eficacia de las frecuencias.
"Al final, la prueba está en los resultados", sostiene el científico. "La agricultura es un ámbito muy orientado a los resultados: o tienes plagas o no las tienes. Si pueden demostrar que las frecuencias reducen la presión de las plagas y que su efecto es mayor que el de los venenos, cualquier agricultor querrá utilizarlas".
Mientras tanto, Nieuwoudt enviará cada viernes las fotos de los ojos de todo lo que le moleste, confiando en que, como en otras ocasiones, el arma invisible que emite AgriFrequencies acabe con ello.
Para más información:
Jan du Plessis
AgriFrequencies
Tel.: +27 82 429 4055
[email protected]
https://www.agrifrequencies.com/