En el ámbito de los cultivos de invernadero de alta tecnología, mantener la frescura y seguridad de los productos cosechados sigue siendo un reto formidable. Las condiciones de transporte y almacenamiento suelen provocar pérdidas considerables. Los métodos tradicionales para mitigar estas pérdidas, como el almacenamiento en frío y el envasado resistente, se apoyan en gran medida en prácticas insostenibles que implican plásticos no biodegradables y productos químicos potencialmente nocivos. Estas prácticas no solo plantean riesgos medioambientales, sino que también amenazan la salud humana al contaminar los alimentos y el suelo.
Una reciente publicación en Hybrid Advances presenta un enfoque innovador encabezado por Poornima Vijayan, del Sree Narayana College for Women de Kollam (Kerala, India). El estudio presenta un novedoso método para conservar frutas y verduras mediante la aplicación de un recubrimiento comestible compuesto de nanofibras de celulosa (CNF) derivadas de pieles de cebolla, unidas a un biopolímero sintético y mejoradas con nanocurcumina para añadir propiedades antimicrobianas. Este innovador recubrimiento no solo promete prolongar la vida útil de los productos, sino que también reduce significativamente el impacto ambiental.
El equipo de investigación abordó las limitaciones inherentes a los recubrimientos a base de CNF, como la escasa resistencia al agua y la estabilidad térmica, desarrollando una nueva formulación. Esta formulación se probó en mandarinas, empleando una mezcla de nanofibras de celulosa, alcohol polivinílico (PVA) y nanocurcumina. El PVA, conocido por sus cualidades no tóxicas y biodegradables, sirvió como agente aglutinante, asegurando la integridad estructural de las nanofibras. La inclusión de nanocurcumina, un compuesto derivado de la cúrcuma, reforzó la eficacia antimicrobiana del recubrimiento.
Para evaluar la eficacia del recubrimiento, los investigadores sumergieron naranjas en la solución a base de CNF y las dejaron secar al aire antes de evaluar varios indicadores de calidad durante dos semanas. Las naranjas recubiertas se conservaron mejor que las no tratadas, con reducciones significativas de la pérdida de peso, la fluctuación de la acidez y la degradación total de sólidos solubles. Estos resultados sugieren que el recubrimiento a base de CNF podría mejorar notablemente la longevidad y seguridad de los productos frescos.
La investigación de Vijayan no solo subraya el potencial de la utilización de residuos agrícolas como recurso para desarrollar productos de valor añadido, sino que también ofrece una alternativa sostenible a los materiales de envasado convencionales, abordando así el doble reto de la contaminación por plásticos y la seguridad alimentaria.
Fuente: PHYS.ORG