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Pieter Viljoen, de Lemoenpoort (Sudáfrica):

"Cultivar fruta requiere más mano de obra que la uva para vinificación, pero también es más rentable"

La finca Lemoenpoort pertenece a la familia Viljoen desde hace más de 190 años. Pieter Viljoen y su esposa, Christine, son la sexta generación de la familia hugonote francesa al frente de esta explotación agrícola del valle del río Breede, en Sudáfrica, que, además de uvas para vinificación, cultiva cada vez más peras, sandías y melones.

Sus uvas son embotelladas exclusivamente por BC Wines. Cuando se prohibió la venta de alcohol en Sudáfrica durante la pandemia de COVID-19, los precios del vino bajaron considerablemente. "Ahora nos pagan entre 8 y 9 rands el litro, pero durante la pandemia bajó a 5 rands. Eran mucho más las botellas que el vino que se embotellaba en ellas", recuerda Pieter.


Pieter y Christine Viljoen.

Por eso, la empresa decidió seguir ampliando su cultivo de fruta fresca. Además de 120 hectáreas de viñedos, en la explotación se cultivan ahora 20 hectáreas de peras bicolores (Forelle y Cheeky) y 10 hectáreas de melones y sandías. Para garantizar cosechas estables y de calidad, cada año se sustituyen de 5 a 7 hectáreas de viñedos por vides jóvenes. Para recortar gastos y ahorrar agua, reduciendo así la huella de carbono, la empresa cultiva melones entre las vides jóvenes de un año. Pieter está afiliado a Tru Cape para comercializar las peras y vende él mismo las sandías y los melones en la explotación a intermediarios y a través de tiendas locales.

Pieter comenta que cultivar fruta es diferente de cultivar uvas de vino. "Gracias a las cosechadoras, podemos recoger fácilmente 100 toneladas de uvas de vino al día. La fruta hay que recogerla a mano y, por tanto, se necesita mucha más mano de obra, lo cual también dificulta la ampliación de superficie. Por ejemplo, en febrero hay que cosechar las peras Forelle en tres semanas. Sin embargo, el cultivo de fruta es más rentable y el agricultor percibe el dinero mucho antes. Con las uvas de vino, hay que esperar hasta 18 meses".

Cuando visitamos la explotación a principios de enero, la cosecha de sandías ya había terminado. "En Sudáfrica, las sandías se cosechan sobre todo en verano. Así que el periodo de cosecha, desde principios de diciembre hasta la primera semana de enero, es perfecto porque coincide con las fiestas y por los muchos visitantes que acuden a las ciudades costeras cercanas. Los sudafricanos solo quieren sandías rojas y dulces", afirma el agricultor, que esta temporada ha conseguido cosechar una sandía récord de 28 kilos. "La ventaja de los melones es que, como los vendemos localmente, no tenemos gastos de transporte ni de envasado. Las peras, en cambio, no se comen tanto en Sudáfrica y se envían a todo el mundo. Las comercializamos a través de Tru Cape en lugares como Estados Unidos, China, Japón y Europa".

La falta de agua es el mayor impedimento de esta empresa familiar. "Aquí solo llueve una media de 200 mm al año. Utilizamos el riego por goteo con moderación, pero sigue siendo difícil", explica Pieter. Las altas temperaturas de la zona son otro obstáculo. "Intentamos —sin éxito— cultivar manzanas. Funciona en lugares como Grabouw o Ceres, pero aquí no. Arrancamos todos los manzanos", cuenta.

Las uvas de vino de la empresa tienen la certificación Fairtrade. "Nuestros trabajadores reciben íntegramente esas primas a través de las ventas de vino Fairtrade. Aunque personalmente no recibimos ninguna compensación económica, sí nos beneficiamos económicamente debido a que la bodega obtiene mejores precios por el vino. Lo importante para nosotros es que nos permite ayudar y financiar proyectos comunitarios. Tenemos familias que llevan generaciones trabajando para nosotros. Tenemos hasta 15 proyectos, desde la escolarización hasta una guardería para los hijos de nuestros trabajadores, pasando por nuestro proyecto 'Bee blessed Beeswax Wraps' [envoltorios de cera de abeja, N de la T.]. Está dirigido por mujeres que realizan salidas educativas y talleres para ampliar sus horizontes en todos los ámbitos", concluye Christine con entusiasmo.

Por ahora, el futuro de la finca Lemoenpoort parece estar asegurado. De los tres hijos de Pieter y Christine, las hijas mayores tienen previsto iniciar sus estudios de agricultura dentro de dos años. Los interesados en algo más que sus uvas de vino, peras y melones pueden visitar su finca para invitados, De Goede Hoop, que, con cuatro habitaciones, puede alojar a ocho personas, lo que la convierte en un destino perfecto para familias y también en lugar de celebración de actos y bodas, a solo hora y media de Ciudad del Cabo.

Para más información:
Pieter Viljoen
Lemoenpoort
Tel.: 082-835 7672
[email protected]
https://degoedehoopfarmstead.co.za/the-farm-lemoenpoort-worcester/