El sector agrícola sigue siendo una de las principales fuentes de exportación para Costa Rica, representando el 18% del total de envíos internacionales en 2024, con un crecimiento del 7% con respecto a 2023. Sin embargo, la dinámica del mercado global plantea retos en términos de logística, costos, regulación y consumo, que los exportadores costarricenses deben enfrentar para mantenerse competitivos.
De acuerdo con Mario Sáenz, gerente de desarrollo de exportaciones de la Promotora del Comercio Exterior de Costa Rica (Procomer), los productos que lideran la oferta exportable de este sector incluyen la piña (37%), banano (33%) y café oro (10%), mientras que otros como yuca, chayote, culantro, melón, sandía y plantas ornamentales han mostrado un crecimiento sostenido en los últimos años.
El mercado y comportamiento del consumidor
La preferencia de los consumidores está evolucionando, con una demanda cada vez mayor de productos frescos, sostenibles y con trazabilidad garantizada. Tanto en Estados Unidos como en Europa, los compradores buscan frutas y hortalizas certificadas, lo que ha convertido a sellos como Global GAP y Fair Trade en requisitos esenciales para acceder a estos mercados.
Además de la sostenibilidad, otros factores están moldeando la oferta y la demanda: por un lado, las frutas exóticas y tropicales están en auge, especialmente en Asia y Medio Oriente. Productos como la papaya, la piña y el maracuyá han despertado el interés de los compradores, abriendo una ventana de crecimiento para Costa Rica en estos mercados emergentes.
Por otro, el aumento del consumo en productos listos para el consumo ha impulsado la innovación en empaque y conservación. Esto ha llevado a algunos exportadores costarricenses a apostar por productos mínimamente procesados, como frutas cortadas o congeladas, que responden a la demanda de conveniencia del consumidor moderno.
Estos cambios han llevado a los exportadores costarricenses a diversificar su oferta y explorar mercados no tradicionales para reducir la dependencia de destinos como Estados Unidos y la Unión Europea.
Limitaciones en la logística y la producción
El crecimiento de la demanda no ha estado exento de dificultades. Los exportadores han tenido que lidiar con el aumento en los costos logísticos y los desafíos en el transporte marítimo, impactados por factores globales como la sequía en el canal de Panamá y las interrupciones en puertos importantes.
Además, las regulaciones sanitarias y fitosanitarias siguen siendo un punto crítico. Cada destino establece reglas en términos de trazabilidad y control de plagas, lo que obliga a los productores a realizar fuertes inversiones en certificaciones y tecnología para garantizar el cumplimiento normativo.
El cambio climático también está afectando la producción. Sequías prolongadas y lluvias extremas han impactado cultivos estratégicos como el banano y la piña, generando fluctuaciones en la oferta y presión sobre los precios. "El sector agrícola costarricense ha demostrado resiliencia, pero la variabilidad climática sigue siendo un factor impredecible", apunta Sáenz.
Por otro lado, la competencia en los mercados tradicionales es cada vez más intensa. Diversos países han incrementado su participación en la exportación de frutas tropicales, lo que obliga a los productores costarricenses a diferenciarse a través de la calidad, la trazabilidad y el cumplimiento de certificaciones exigentes.
Mercados emergentes y nuevos modelos de exportación
Si bien Estados Unidos y Europa siguen siendo los principales destinos para la oferta agrícola costarricense, el sector se ha diversificado hacia Asia y Medio Oriente. En países como China, Japón y Emiratos Árabes, la demanda por productos tropicales y certificados ha crecido de manera significativa, convirtiéndose en una oportunidad para los exportadores.
Al mismo tiempo, el desarrollo de productos con valor agregado, como frutas congeladas, jugos naturales y snacks saludables, ha abierto nuevas posibilidades para mejorar la rentabilidad y atraer a consumidores con hábitos de compra distintos a los tradicionales.
El uso de tecnología también está transformando la manera en que Costa Rica gestiona sus exportaciones. La digitalización de la trazabilidad y el uso de plataformas inteligentes para optimizar la logística se han convertido en herramientas para mejorar la competitividad.
En cuanto a regulaciones ambientales, el cumplimiento del Pacto Verde Europeo será un factor decisivo para mantener el acceso al mercado comunitario en los próximos años. "Las políticas de sostenibilidad no son una opción, sino una necesidad para mantenernos en la competencia global", enfatiza Sáenz.
Perspectivas para el sector en los próximos años
Mientras que las demandas de los mercados desarrollados se orientan hacia productos con certificaciones ambientales y responsabilidad social, los exportadores deben encontrar el equilibrio entre la sostenibilidad, la eficiencia operativa y la competitividad en precios.
"El desafío es innovar y adaptarse sin perder de vista nuestra identidad: calidad, sostenibilidad y responsabilidad social", concluye Sáenz.
El reto para el sector en los próximos años será diversificar sus mercados, optimizar sus costos logísticos y mejorar su oferta de productos diferenciados para mantenerse relevante en un escenario global cada vez más exigente.
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