La prima japonesa de la berenjena, un producto de especialidad, se cultiva en Almería y Granada desde hace menos de una década. Esta hortaliza, conocida por su vistosidad y sabor, requiere un manejo intensivo en las fincas. Aunque pocos agricultores la producen, los resultados son satisfactorios. Alejandra Martín Rodríguez, agricultora en Castell de Ferro, cultiva tres mil metros cuadrados de berenjena japonesa y tiene planes de expansión. Comercializa a través de Unica Group y la cooperativa Grupo SCA.
La berenjena japonesa, destinada principalmente a la exportación, ha captado la atención en eventos como el Congreso Internacional de la Gastronomía Verde. Su cultivo es delicado, pues exige control de temperatura, humedad e iluminación. Inmaculada Muros, de Grupo SCA, destaca su necesidad de riego abundante y poda cuidadosa para mantener el equilibrio entre masa foliar y fruto.
Este cultivo exótico, originario de Asia, es fino y alargado, con un sabor dulzón y menos amargo que la berenjena tradicional. Su piel contiene antocianinas, con capacidad antioxidante. Muros aconseja consumirla cocinada debido a la presencia de colamina, una toxina inofensiva tras la cocción.
En la costa granadina, la berenjena japonesa está en crecimiento, con algunas plantas aún en floración. El ciclo de cultivo dura entre nueve y diez meses, comenzando en septiembre y finalizando en junio o julio. Martín señala que la recolección se intensifica en primavera, cuando hay más luz, que estimula la producción.
El valor de la berenjena japonesa no está cuantificado, pero al ser un producto de especialidad con poco volumen de comercialización, se espera que sea alto. La familia Martín Rodríguez también cultiva pepino midis, guindas amarillas, pepino holandés, sandía y pimiento turco, demostrando que el relevo generacional en el campo es posible.
Fuente: diariodealmeria.es