Un nuevo informe de RaboResearch destaca el creciente impacto del cambio climático en el suministro de bananas a la UE y EE. UU. Las fluctuaciones en los rendimientos, el aumento de la demanda de agua, las condiciones meteorológicas extremas y la creciente presión de enfermedades implican riesgos considerables para la cadena de suministro. Dado que la UE y EE. UU. dependen en gran medida de un pequeño número de países sudamericanos, la competencia es cada vez mayor y estos riesgos se acentúan. Camila Bonilla-Cedrez, especialista en clima y sostenibilidad de F&A, explica por qué todos los eslabones de la cadena deben tomar medidas, desde los agricultores hasta los importadores y supermercados.
Dependencia de los proveedores sudamericanos
La banana es la fruta más consumida en todo el mundo, pero EE. UU. y la UE no la cultivan. "Estas regiones dependen de las importaciones. La mayoría de las bananas de estos mercados proceden de Sudamérica. Por ejemplo, el 73% de las importaciones de la UE proceden de Ecuador, Colombia y Costa Rica, mientras que Guatemala, Ecuador y Costa Rica juntos representan el 76% de las importaciones de bananas en EE. UU.", indica Bonilla-Cedrez.
El cambio climático no se detiene, aumentan los riesgos y los precios de mercado no reflejan estos mayores costes y riesgos de manera adecuada, prosigue la analista. "En países como Colombia y Panamá, vemos que los rendimientos están ya cayendo y las enfermedades ejercen una presión cada vez mayor en toda la región. Así que cabe preguntarse si es sensato que una proporción tan grande de las importaciones europeas y estadounidenses recaiga en tan pocos países".
El impacto del cambio climático varía según la región
Las bananas crecen mejor en climas tropicales con temperaturas estables y un buen aporte de agua. El cambio climático está modificando esas condiciones, lo cual afecta a los rendimientos en distintos sentidos. Esto ocurre tanto directamente, por la alteración del entorno en el que crecen las bananas, como indirectamente, por la mayor proliferación de enfermedades. Además, los cambios en los patrones de temperatura y precipitaciones pueden hacer que el cultivo de la banana se desplace a nuevas regiones y que las zonas de cultivo actuales dejen de ser aptas. Aunque una buena gestión de los cultivos puede mitigar el impacto del cambio climático, sigue siendo un desafío importante.
La producción mundial de bananas podría disminuir en 2050
En las últimas décadas, muchos países bananeros han aumentado sus producciones debido al cambio climático. En algunas regiones, de hecho, el calentamiento global ha creado condiciones de cultivo más favorables, según el analista. Pero para 2050, se espera que los rendimientos se reduzcan en algunos países, como India o Brasil. Colombia y Costa Rica también podrían verse afectados. Para los productores africanos y países como Belice y Ecuador, el cambio climático podría tener un impacto positivo y aumentar el rendimiento.
Impacto en la calidad de la fruta
El cambio climático no solo afecta a la cantidad de bananas que pueden cultivarse, sino también a su calidad. Las altas temperaturas y las precipitaciones extremas pueden afectar a características de la fruta como el peso, la firmeza o el color, lo que supondría más descartes tras la cosecha.
Es esencial un suministro diversificado
Si no se toman medidas proactivas, el suministro de bananas en EE. UU. y la UE podría verse sometido a presiones. Aunque Ecuador y la República Dominicana sigan siendo proveedores estables, depender de unos pocos países supone mayores riesgos, también en materia de competencia. Si se produce escasez en otros mercados, la demanda de bananas ecuatorianas podría aumentar, lo que conllevaría incumplimientos de los contratos e interrupciones en la cadena de suministro.
Trabajar juntos por la resiliencia climática
Los agricultores, los importadores y los gobiernos deben trabajar juntos para construir un sector bananero resiliente. Los agricultores están adoptando prácticas para controlar las plagas y enfermedades, mejorar el tamaño de la fruta y la salud general de los cultivos. Además, con unos patrones de precipitaciones cada vez más impredecibles, es crucial una buena gestión del agua.
"Los importadores y el retail, por su parte, deben revisar sus estrategias de abastecimiento para garantizar el suministro en el futuro", explica Bonilla-Cedrez. "Importando también de países africanos y de otros países sudamericanos, podemos reducir los riesgos y fomentar la inversión en sistemas de producción alternativos".
Invertir en una agricultura resistente al clima
Promover una industria bananera robusta y sostenible requiere cambiar las estrategias de abastecimiento e invertir en prácticas agrícolas que tengan en cuenta el clima. En la actualidad, los agricultores no disponen de márgenes suficientes para adaptarse eficazmente al cambio climático sin el apoyo de compradores, gobiernos y organizaciones de desarrollo. Esto significa que el precio de la banana tendrá que subir.
Fuente: Rabobank