El interés por el kaki de pulpa firme no es solo europeo, sino que se está extendiendo a ultramar, con ya cientos de hectáreas plantadas por varias empresas en América Latina.
El agrónomo Vito Vitelli ve en Uruguay, Paraguay y Brasil nuevas zonas donde se puede producir kaki de calidad, de forma más moderna, gracias a técnicas de gestión innovadoras y de bajo impacto ambiental.
"Los europeos, especialmente los españoles, tienen interés en importar kaki de origen sudamericano para ampliar el calendario comercial y estirar la temporada, empezando en octubre con el producto cultivado en el hemisferio norte y terminando la cosecha a finales de junio con el cultivado en el hemisferio sur. Los puntos fuertes son la aplicación de técnicas de retraso de la cosecha y de almacenamiento en frío durante periodos prolongados, que se practican desde hace mucho tiempo en Europa. Estos métodos, cuyos protocolos de aplicación se han perfeccionado en los últimos años, permitirán a los operadores colocar el producto en el mercado y consumirlo durante buena parte del año, como ocurre, por ejemplo, con las manzanas", explica el agrónomo durante uno de sus viajes de trabajo a una explotación de 2.000 hectáreas en Uruguay, de las que unos centenares están plantadas con kaki.
También en el caso del kaki, el marco de plantación se ha reducido considerablemente en los últimos años para aumentar la eficacia. De hecho, en Campania, Italia, se ha pasado de los 6x4-5 m generalizados a los 5x2,5 m actuales, pero se aspira a incrementar la densidad para superar las 1.600 plantas por hectárea.
Cultivo de kakis en alta densidad, más de 1.000 plantas por hectárea (Uruguay).
"Nuestros amigos sudamericanos están a 15-20 días del inicio de la cosecha. Ahora los frutos se encuentran en fase de envero. El objetivo es alcanzar una producción de 35-40 kg/planta, y superar las 50 t/ha con frutos de alta calidad. Este rendimiento puede lograrse con un manejo adecuado y racional de las copas, nutrición, defensa, manejo cuidadoso del suelo y del agua, y con una posible densificación de la plantación. Volé a Uruguay para aumentar la densidad de plantación existente, también gracias a la propuesta de técnicas innovadoras como el sistema en pared y la adopción de sistema columnar de eje único, un modelo de cultivo que diseñé, y que ya se está probando en algunas empresas italianas, que consiste en obtener una planta que no se desarrolla en volumen, sino que está dotada de una columna central, sin estructuras de soporte, de la que parten múltiples ramas fuertes. La poda de verano, con cortes dirigidos, da lugar a ramas fructíferas muy cortas, bien ancladas a la columna central y capaces de soportar el peso de frutos de calidad extra. Precisamente porque el kaki es una planta longeva, pero con madera débil, son imprescindibles frecuentes cortes de renovación y rejuvenecimiento. Esta abundancia de podas da como resultado una planta de menor altura y anchura y, por tanto, más manejable", indica Vitelli.
Las características edafoclimáticas de Sudamérica son ideales para el kaki. Entre sus puntos fuertes están la ausencia total de ciertas plagas/insectos, muy comunes en Europa, y la considerable disponibilidad de recursos hídricos, gracias a la presencia de embalses y cuencas alimentadas por ríos amazónicos.
"El kaki es una planta infravalorada, porque se piensa que su cultivo está al alcance de todos", afirma el agrónomo Vitelli. "En cambio, es necesario conocer su fisiología para conseguir un alto rendimiento, ya que tiende a producir ramas fructíferas débiles y, por tanto, calibres pequeños, que no son los demandados por el mercado. Para obtener un calibre de al menos 300 g, es necesario adoptar técnicas basadas en la inducción del botón floral en ramas vigorosas, mediante cortes dirigidos a finales de verano".
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Agrónomo Vito Vitelli
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