México es el mayor proveedor de frutas y hortalizas de Estados Unidos, y para los importadores es un alivio que el país se haya salvado con el T-MEC. "Esta vez nos salvamos. No se va a aplicar ningún arancel a lo que provenga de México, así que somos afortunados", dice Lance Peterson, de Super Starr International. "México es un elemento importante para nuestro abastecimiento", añade Andrés Ocampo, de HLB Specialties. "Es un gran alivio que los productos de México no estén gravados con aranceles, al menos por ahora". Rambután, mangostán, lichi, guayaba, papaya y pitahaya son algunos de los productos importados del vecino del sur. HLB también importa frutas tropicales y exóticas de Brasil, Ecuador, Perú y Chile, todas ellas sujetas a un arancel del 10%, que entró en vigor el pasado 5 de abril. Además, la empresa se abastece de lichis de Sudáfrica y cocos jóvenes del sudeste asiático, sujetos a un arancel del 30-50%. "Se espera que nuestros programas fuera de estos países se vean afectados significativamente", apunta Ocampo.
"Aunque es posible que un arancel del 10% no parezca mucho, nuestra categoría siempre está en el límite de lo que la gente está dispuesta a pagar", comenta. "El precio de las frutas exóticas es más alto que el de otras categorías, y un aumento de este tipo puede hacer que los consumidores se alejen de ellas. Un arancel podría traducirse en un descenso de la demanda, lo que podría provocar un cambio en la oferta de los supermercados. En mi opinión, un arancel es mucho más complicado que ajustar el precio de un producto. De hecho, puede dar lugar a que algunos productos se retiren de los lineales". Garrett Patricio, de Westside Produce, añade que "es un golpe enorme para los productos importados, que ahora mismo tienen muy poco margen de maniobra para compensar el considerable coste".
Los agricultores sufrirán
Las uvas de mesa también se verán afectadas. De diciembre a junio, mientras la cosecha de uva de mesa de California permanece inactiva, el mercado estadounidense se abastece de fruta sudamericana y mexicana. Importantes volúmenes estarán sujetos a aranceles anuales. Aunque esto podría traducirse en mayores costes para los retailers, Ira Greenstein, de Direct Source Marketing, no cree que vaya a ser así. "Tratamos con productos perecederos, y nuestro negocio se basa en la oferta y la demanda", señala. "Subir el precio de venta al público solo hará que frenar las ventas y, al final, las existencias se acumulan y el mercado cae". A largo plazo, Greenstein espera que sean los agricultores quienes acaben sufriendo más.
Necesidades de liquidez
Además de la incertidumbre sobre quién se verá más afectado por los aranceles, existe otro reto al que se enfrentan los importadores, según Greenstein. "La solidez de los balances de algunos importadores y su disponibilidad de efectivo para hacer frente a las obligaciones financieras que exigirá el pago de estos aranceles podría ser un problema", advierte. "Por ejemplo, un importador que importa 100.000 cajas a la semana con un valor comercial de 20 dólares por caja necesitaría casi un millón de dólares al mes solo para pagar los aranceles. El Gobierno exige este pago casi de inmediato, lo que añade más tensión a los flujos de caja de las empresas. Muchos importadores ya han asumido importantes compromisos financieros a través de anticipos de pretemporada y BOL (conocimientos de embarque), por lo que es posible que necesiten capital adicional. Pero nadie sabe realmente cómo reaccionarán los prestamistas comerciales ante esta situación".
© EXP. Group, HLB Specialties, Kavidac Produce, Westside ProducePiñas de Costa Rica, papayas de Brasil, bananas de Sudamérica y melones de Guatemala.
¿Abrirá América Latina sus economías?
Andy Thomas-Stivalet, de Kavidac Produce, también comparte sus preocupaciones, principalmente relacionadas con la industria bananera sudamericana. Señala que para Honduras, por ejemplo, la banana es el mayor mercado de exportación. Todas estas bananas se destinan a Estados Unidos y representan un gran porcentaje del PIB del país. "A menos que Honduras abra totalmente su economía a Estados Unidos, se va a encontrar en una posición complicada. Es fantástico para las empresas estadounidenses que todos estos nuevos mercados estén a su disposición, pero quizá no lo sea tanto para las economías locales", afirma Thomas-Stivalet. También menciona que los países sudamericanos más dependientes de las exportaciones podrían sufrir a corto y medio plazo. "Buscarán otros mercados, pero no hay muchos. A nivel interno será imposible, y a nivel regional, en Sudamérica, será difícil", asegura. "La mayoría sigue dependiendo mucho de la agricultura y las materias primas, y todos los países de Sudamérica producen y venden el mismo tipo de productos. Creo que muchos se verán obligados a abrir sus economías y poco a poco dependerán más del bloque norteamericano, que crecerá y saldrá beneficiado".
Factor sorpresa
El anuncio del miércoles también tuvo un factor sorpresa. "Países que no preveíamos que se vieran afectados por los aranceles, ahora sí lo van a estar", destaca Anthony Serafino, de EXP. Group. "El resultado ha sido más grave de lo esperado. Hemos ido a peor, y era algo que no esperábamos en esta Administración". A diferencia de la fabricación de zapatos o ropa, la producción de alimentos no necesariamente puede trasladarse a otro país como podría hacerlo una fábrica. "No tenemos la capacidad en nuestro país de cultivar esta mercancía para comer. Las frutas y hortalizas no son opcionales para el consumidor: se trata de productos que debemos consumir", enfatiza Serafino.
La logística puede beneficiarse
Un posible punto positivo podría ser el estado de la logística. "Prevemos un descenso de las importaciones en nuestro país, por lo que vigilamos la capacidad de las navieras. Nos enfrentamos a problemas de capacidad y creemos que algunas zonas se liberarán y las tarifas de transporte bajarán. Cuando las mercancías son más caras, el transporte marítimo tiene que ser más asequible", añade Serafino.