Tras haberse aplicado ya el arancel básico del 10% a todos los productos importados por Estados Unidos, el 9 de abril se impone finalmente hasta el 20% a los productos europeos, como anunció recientemente Donald Trump, siendo el ajo el más afectado dentro de la categoría de frutas y hortalizas, seguido por la cebolla.
Cabe recordar que España es el principal productor y exportador europeo de ajo y que Estados Unidos representa el segundo mercado más importante para la exportación de ajo fresco español, con alrededor de 22.000 toneladas destinadas a este país en 2024 y un valor de casi 70 millones de euros. Si hablamos de ajo procesado (pelado, en polvo, etc.), se trata del mercado más importante tanto en volumen como en valor, mientras que para la cebolla española, representa el quinto mayor mercado de exportación a nivel mundial.
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"Hay mucho miedo en el sector por el gran daño que los aranceles harán al ajo español en Estados Unidos", manifiesta Luis Fernando Rubio, director de la Asociación Nacional de Productores y Comercializadores de Ajos, ANPCA. "Se trata de un mercado ya conquistado hace unos años y con una tendencia creciente en volúmenes de importación de ajo español, dado que sus consumidores valoran la calidad y la seguridad alimentaria que ofrece el producto de España".
Si bien el ajo de China recibirá un 34% de arancel, Rubio advierte que el producto español, pese a tener un 20%, tendrá una desventaja todavía mayor. "Los costes de producción del ajo chino son ridículos en comparación a los del ajo español, el cual tendrá un incremento de precio muy superior en destino".
"Además, se mantiene para el ajo el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) de libre comercio, por lo que no se aplicarán aranceles al ajo mexicano y, de momento, solo se aplicaría el 10% al ajo argentino y peruano, también competidores de España pero con costes de producción más bajos. El ajo español se quedaría con una situación de mayor desventaja", sostiene.
Y es que el sector del ajo europeo se enfrenta a una situación muy complicada por la importante reducción de los rendimientos y el aumento de los costes de producción, conforme se analizó en la reciente reunión del Grupo de Contacto del Ajo Europeo, celebrada en Chabrillan, Francia.
"Estamos teniendo grandes problemas para producir de forma rentable por la limitación en el uso de materias activas para la lucha contra plagas y enfermedades en los países productores europeos. En los últimos años los rendimientos se están desplomando y el coste de producción por kilo se está disparando. Aunque los precios de venta sean altos, como está ocurriendo en la actual campaña, no compensan la caída de los volúmenes", indica el director de la ANPCA.
Por esta razón, la importación de ajo de países terceros por parte de España está creciendo de forma importante, "a pesar de que algunos orígenes distan de la calidad y la seguridad alimentaria del producto español", sostiene Rubio.
"Los productores de ajo europeos no sabemos hasta cuándo podremos aguantar esta situación. Si no hay rentabilidad los agricultores dejarán de producir", advierte Rubio. La superficie cultivada en España en 2024 bajó a 22.753 hectáreas respecto a las 24.889 hectáreas de 2023. Sin embargo, se prevé un ligero repunte del 5% en 2025, hasta alcanzar 23.956 hectáreas, aunque, de acuerdo con el director de la ANPCA, queda lejos de las cifras de hace cuatro años.
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