Con la maduración de las variedades de cereza más precoces desde el sur al norte de Italia, es hora de ponerse en guardia contra la mosca Drosophila suzukii. En los últimos años, el daño causado ha sido diferente, según la temporada. Los ataques también afectan a otros cultivos, como fresas, bayas y, en ocasiones, incluso albaricoques.
“Estamos en marcha y, de momento, la situación parece estar bajo control. Pero es fundamental permanecer en guardia y no quedar desprevenidos”, dice Stefano Caruso, del Consorcio Fitosanitario de Módena.
Aquellos que tienen mallas de protección deben empezar a cerrarlas tan pronto como se encuentren capturas en la trampa. Incluso para los tratamientos es bueno consultar a su técnico. Para los próximos meses se espera la autorización del ministerio para poder soltar el parasitoide Ganaspis brasiliensis.
Si la autorización no se retrasa, es posible que la suelta del parasitoide pueda realizarse ya a finales de la primavera o durante el verano.
El seguimiento de la Drosophila suzukii mostró para 2020 niveles de población e infestaciones en cereza, fresa y bayas que pueden considerarse en general de intensidad media/alta. Una vez introducido en el territorio, el Ganaspis brasiliensis actuará en sinergia con otro parasitoide encontrado en 2019 en Trentino: Leptopilina japonica, también capaz de atacar eficazmente a la D. suzukii durante el estado larvario.