Si bien es cierto que el cultivo de ciruelas ha experimentado un marcado descenso en los últimos 15 años en términos generales en España, pasando de sobrepasar las 20.000 hectáreas implantadas en el año 2007 hasta las 13.245 que se contabilizaban en 2022, hay regiones como Aragón en las que, observando los datos de superficie y producción aportados por el Ministerio de Agricultura, no solo se deduce que ha habido una estabilidad en su producción, sino que incluso desde el 2014 se aprecia una tendencia positiva.
Y es que desde aquel año que se considera un “punto de inflexión” para la industria de la fruta de hueso, en Aragón se ha incrementado el cultivo un 24,5% hasta las más de 1.300 hectáreas implantadas actualmente, que gestionan empresas como Jardinfruit.
“Nuestras fincas están en el municipio de Sabiñán, en la comarca zaragozana de Calatayud”, señala Felipe Raga, “donde cultivamos diferentes variedades verdes, como Claudia Reina o Claudia Tolosa, y de piel roja como Arandana, President o Anna Spath”.
“Este año la campaña en nuestra zona ha ido por variedades porque el cuajado no ha sido igual para todas. La Claudia Reina fue una en las que el cuajado se quedó corto en el momento de la floración y ha habido menos kilos, pero, por lo general, el resto de variedades han ido bien, tanto en calibre como en volúmenes”.
“Trabajamos principalmente con Mercamadrid y Mercabarna, y a través de este merca nuestras ciruelas van a Francia, pero trabajando para los mercas nacionales, este mes de agosto suele ser nefasto por las vacaciones, prácticamente es nulo en ventas”, indica Felipe. “Esperemos que en septiembre se agilicen las ventas, ya que podremos ofrecer fruta al mercado hasta prácticamente principios de noviembre”.
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Jardinfruit
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