Las condiciones meteorológicas han causado importantes problemas a la campaña de la cereza griega, llegando incluso a provocar su finalización anticipada, afirma Onur Mustafa Ahmet, director general de la exportadora griega de cerezas Yaka. "El mes de junio ha sido probablemente el más caluroso de todos los tiempos en Grecia. Tuvimos muchos días con una temperatura de 38 grados centígrados en el norte de Grecia, en las zonas cereceras. Este calor afectó más al consumo que a la producción. Como el calor apareció tan pronto, los consumidores se inclinaron por comprar otras frutas, como sandías y melocotones. El daño a la producción se produjo antes incluso de que empezara la ola de calor, ya que el frío y las lluvias de principios de mayo provocaron la caída de mucha fruta de los árboles".
Grecia sufrió numerosos pedriscos, además de tener que hacer frente a una ola de calor a principios de año, explica Ahmet. "En nuestra región, Komotini, granizó dos veces en mayo, lo que dañó el 80% de la producción de cerezas. Luego volvió a granizar en la región de Edesa a finales de mayo, y una vez más a finales de junio, en la misma región. Debido a tanto granizo y a la falta de cerezas en los árboles, los volúmenes fueron muy limitados en el conjunto de la temporada, que, en consecuencia, terminó a finales de junio, mientras que normalmente continuaría hasta finales de julio".
Con la llegada del calor durante el mes de abril, la temporada de cerezas empezó excepcionalmente pronto para Yaka, explica Ahmet: "Normalmente, nuestra temporada de cerezas comenzaría a mediados de mayo y se prolongaría hasta mediados de julio, con cantidades razonables para exportar. Sin embargo, debido al calor de abril, fuimos la primera empresa en exportar cerezas clasificadas y envasadas a los supermercados alemanes, el 10 de mayo. Todo pintaba muy prometedor, pero después, con las lluvias, el granizo y el calor, la temporada se redujo y acortó. Ante la escasez de volúmenes, los precios en origen no bajaron y se mantuvieron relativamente estables, mientras que la demanda era alta. Ahora mismo, no hay cerezas para exportar en cantidades razonables, pues solo quedan un par de palés. Por lo tanto, prácticamente, la temporada ha terminado".
A raíz de esta menor oferta, Yaka intentó trabajar con cerezas de otros orígenes, pero, según Ahmet, no dio resultado porque estas cerezas presentaban una calidad inferior. "Esta temporada hemos trabajado con aproximadamente la mitad del volumen habitual. Incluso intentamos trabajar con cerezas búlgaras, pero presentaban problemas de calidad. Todos los proveedores de cerezas trabajaron con cantidades menores que en años anteriores por la escasez de volúmenes y la brevedad de la temporada. En cuanto a la calidad de las cerezas, en realidad era bastante buena, pero los calibres eran más pequeños con respecto a la media de temporadas anteriores".
Ahmet insiste en que las medidas de protección son cruciales para hacer frente a los problemas climáticos en el futuro. "Las infraestructuras de protección contra el granizo son imprescindibles para proteger la producción de cerezas. Además, es muy importante elegir la variedad adecuada para plantar en el lugar adecuado, y conociendo todos los datos y riesgos meteorológicos y geográficos", concluye.
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