"No nos enfrentamos únicamente a las berries importadas, sino también a sus precios, con los que es difícil competir en el mercado nacional. Como respuesta, los productores noruegos hemos organizado un cártel legal colaborativo de productores de berries. Esta alianza nos permite reunirnos semanalmente, evaluar la oferta y fijar precios justos que protejan a los productores nacionales de caídas extremas de precios. Tenemos que ponernos de acuerdo sobre estos precios y evitar vender más barato unos que otros. Nuestro objetivo no es impulsar la competencia, sino garantizar que nuestros márgenes sigan siendo sostenibles", afirma Simen Myhrene, director general de Ekeberg Myhrene, productor noruego de diversas variedades de berries en túneles.
Para muchos productores noruegos de berries, seguir siendo competitivos en un mercado dominado por las importaciones baratas y las crecientes exigencias normativas es un reto constante. Ekeberg x Myhrene, empresa conjunta de Ekersberg y Myhrene, se dedica desde hace tiempo a producir berries locales de primera calidad. Sin embargo, como ellos dicen, competir con las berries importadas de bajo coste no es fácil.
Simen Myhrene.
Los costes de la producción en túnel
Ekeberg Myhrene explota actualmente 11 hectáreas de producción de fresas en tabletop y otras 4 hectáreas a través de su asociación con Fosser bær AS. Aunque Simen está sujeta a las temporadas al utilizar túneles, la transición a invernaderos más avanzados sigue siendo costosa. "A lo largo de las décadas cultivando en túnel, el clima noruego nos ha planteado retos, como heladas tardías, por ejemplo, que podíamos superar con calefacciones periódicas. Si bien los invernaderos nos ayudarían a ampliar la temporada, supondrían una inversión inicial considerable", explica Simen. Myhrene lo tiene en cuenta para la producción futura.
La explotación de Simen, que cultiva variedades de fresa perenne, pretende ofrecer una calidad constante a lo largo de todo el corto periodo vegetativo noruego, de finales de junio a septiembre. A pesar del "entorno semicontrolado de los túneles", las berries noruegas se enfrentan a la competencia de otras variedades más baratas cultivadas en el extranjero. Sin embargo, esto no desanima al productor, que confía en que el mercado favorezca su producción: "Los noruegos prefieren el sabor de las fresas locales a las importadas. Las berries noruegas tradicionales son únicas y mucho más sabrosas, aunque tengan una vida útil más corta".
Costes energéticos y tensión política
Más allá de la producción, el aumento de los costes de la energía es un obstáculo constante. "La situación energética aquí es compleja, pues el precio de la electricidad lleva subiendo de manera considerable desde principios de la década de 2000", explica Simen. Aunque la energía hidroeléctrica noruega antes era asequible, las recientes subidas de precios ligadas a la red de la UE han repercutido enormemente en los costes energéticos. Afortunadamente, la agricultura en su conjunto recibe subvenciones para mantener los precios de la energía en niveles asequibles, aunque "todavía cabe la posibilidad de que los precios vuelvan a subir después de 2025", señala Simen. "Por ahora, estas subvenciones ayudan a los agricultores a equilibrar los costes, permitiéndonos seguir el ritmo de las variaciones de precios sin que la producción se vea afectada de manera drástica".
Además de la energía, la dinámica política también desempeña un papel importante. El sistema hidroeléctrico noruego no solo suministra energía dentro de sus fronteras, sino que también exporta electricidad a la UE, lo que a veces aumenta los costes nacionales. "Se trata esencialmente de un tema de equilibrio político. Aunque nosotros, como agricultores, tenemos limitados los precios de la energía, las fluctuaciones futuras nos preocupan, sobre todo porque nos planteamos ampliar la producción a invernaderos de cristal".
El robot UV-C utilizado para tratar el moho.
Impulso de la eficiencia
Para combatir los problemas de mano de obra, Myhrene ha invertido en robots de luz UV-C —que tratan las plantas contra plagas como el mildiu y reducen la necesidad de pesticidas— mediante un modelo de software como servicio, ya que de otro modo es demasiado caro adquirir esa tecnología. "Estos robots funcionan de noche y tratan las plantas con luz ultravioleta para prevenir el moho. Es un método eficaz de control de plagas que no depende de productos químicos".
La propiedad de Myhrene desde arriba.
Sin embargo, no todo es fácil de automatizar. La mano de obra, por ejemplo, sigue siendo una cuestión complicada en el mercado noruego, de altos costes. "Dependemos en gran medida de temporeros, muchos de Polonia y otros países europeos, cuyos salarios son comparables a los de la mano de obra local noruega". Simen señala que la empresa también recurrió a los sistemas tabletop para mitigar los elevados costes laborales, que mejoran la eficacia de la preparación de pedidos. "Con los sistemas de tabletop, hemos reducido los costes de recolección a la mitad y hemos aumentado considerablemente la velocidad de cosecha; nuestros trabajadores pueden recolectar fácilmente entre 20 y 25 kilos por hora, frente a los 12-14 habituales", afirma.
La presión del mercado noruego
Al igual que otros productores nacionales, Ekeberg Myhrene opera en un frágil equilibrio con los gigantes noruegos de los supermercados, especialmente Bama, que controla la mayor parte del mercado de frutas y hortalizas. "Bama tiene el 70% de la cuota de mercado, y aunque aporta estabilidad, también tiene una influencia considerable", explica Simen. "Tenemos que negociar los precios cuidadosamente cada año para evitar una dependencia excesiva de las berries importadas que podría reducir nuestro valor de mercado".
Junto a los problemas de mano de obra y precios, la imprevisibilidad meteorológica sigue afectando a los rendimientos, sobre todo porque el cambio climático trae veranos más húmedos. Esto ha llevado a los productores a explorar y desarrollar variedades más resistentes, como la Flevoberry, que se comporta bien en estas condiciones. Cada año, la empresa prueba nuevas variedades, y como dice Simen: "Necesitamos berries que puedan soportar las condiciones húmedas que hemos estado viendo, lo cual es esencial para una temporada de cosecha corta pero rentable".
La parcela de Myhrene.
El camino a seguir
A pesar de que la fresa sigue siendo rentable, señala Simen, "la inestabilidad de los costes y las estrictas normativas siguen planteando retos a los productores nacionales". Por eso, Myhrene está evaluando posibles alianzas para integrar métodos de cultivo más sostenibles. En colaboración con Columbi Farms, una iniciativa acuapónica, pretenden utilizar los residuos de los peces como abono, creando así un sistema de circuito cerrado que podría reportar beneficios medioambientales a largo plazo. "Estamos estudiando un sistema para reciclar los nutrientes de la piscicultura y canalizarlos hacia nuestra producción de fresas. Aún está en fase experimental, pero el potencial para mejorar la sostenibilidad es enorme".
A pesar de los diversos retos a los que se enfrenta Simen en estos momentos, como cualquier otro agricultor, sigue siendo optimista. "Hacemos todo lo que podemos para preservar la calidad de nuestras berries y la viabilidad de la producción local. Es duro, pero los productores noruegos se han comprometido a innovar, adaptarse y garantizar que nuestras fresas locales sigan siendo un producto básico en las estanterías de las tiendas. El camino no es fácil, pero es esencial".
Para más información:
Myhrene
Simen Myhrene
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www.myhrene.no