Ayer, 25 de febrero de 2025, finalizó Sana Food, el evento dedicado a todos los aspectos de la alimentación sana con una cadena de suministro controlada y sostenible. La nueva ubicación en el pabellón 18 no entusiasmó a los expositores, ni tampoco el formato renovado. La buena afluencia de visitantes, gracias a la celebración simultánea de la Slow Wine Fair, no cumplió las expectativas. La combinación vino-alimentación no acabó de cuajar esta vez y dejó un regusto demasiado amargo en Sana Food.
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Autoridades, instituciones y asociaciones profesionales estuvieron bien representadas en amplias zonas de exposición que reunieron a varias empresas y mostraron numerosas referencias. Hubo poca fruta y verdura fresca, pero bastante variedad de productos transformados y curiosas combinaciones. Los productos ecológicos y biodinámicos contaron con un amplio espacio, así como las bebidas y alimentos veganos, vegetales y vegetarianos, los alimentos funcionales, incluidos los "libres de" y "ricos en", y los productos diseñados para deportistas, ancianos, niños, personas con alergias o intolerancias y para quienes siguen regímenes nutricionales específicos, hasta llegar a la excelencia de las DOP, IGP y ETG.
Es curioso que muchas de las empresas que expusieron el primer día y, en parte, también el segundo, prefirieran hacer protagonistas a sus productos y no poner cara a quienes las dirigían o representaban. No faltaron degustaciones, showcookings y conferencias, con un rico programa de actos.
A la espera de las cifras oficiales de la organización, la mayoría de los expositores, sobre todo los que habían expuesto en Sana en anteriores ocasiones, se mostraron decepcionados con la feria y opinaron que el nuevo formato propuesto este año necesita sangre nueva (y una mejor organización) para posibles ediciones futuras.