El jengibre peruano está enfrentando problemas fitosanitarios que podrían afectar su competitividad en el comercio exterior. La expansión del cultivo y la presión de competidores como Brasil generan expectativas mixtas en el sector, donde la estabilidad del mercado dependerá de cómo los productores peruanos manejen estas complicaciones.
Según Grober Galindo, representante de La Campiña, la campaña 2024 estuvo marcada por una escasez de materia prima y altos precios, pero el panorama cambiará significativamente este año con un incremento del 40-50% en el área de siembra.
"El 2024 ha sido una campaña que terminó temprano debido a la baja siembra y la presencia de Ralstonia, lo que generó temor en la exportación a Europa. Ahora, con los buenos precios que se vieron el año pasado, muchos productores han aumentado su área de cultivo, aunque sin considerar que estos precios altos fueron consecuencia de la escasez", explica Grober.
El crecimiento del área sembrada sugiere una mayor disponibilidad de jengibre en el mercado, lo que presionará los precios a la baja. Actualmente, el precio de una caja de 30 libras se sitúa en 38 dólares en Estados Unidos, un valor inusualmente alto para esta época del año. Sin embargo, con el aumento de oferta y la entrada de más producto brasileño, se espera una disminución de los precios. "El mercado ya está monitoreando el volumen de producción en Perú. Tanto en Europa como en Estados Unidos, los compradores conocen las cifras y ajustan sus compras en función de la oferta. Además, Brasil sigue siendo un competidor fuerte, con mejor logística y una producción más mecanizada que reduce costos y tiempos de entrega", añade Grober.
Uno de las mayores dificultades que enfrenta la industria peruana del jengibre es la bacteria Rastonia, que ha generado preocupaciones en el mercado europeo. "El riesgo es alto, ya que puede aparecer en etapas muy iniciales del producto y, en caso de ser detectada en un contenedor, este debe ser incinerado, lo que representa una gran pérdida para los exportadores", comenta Grober. Ante esta situación, las empresas peruanas han intensificado los controles sanitarios y están trabajando en conjunto con entidades como el Senasa y el INIA para prevenir brotes de la bacteria. Además, el sector ha fortalecido la colaboración entre productores, formando gremios que buscan implementar mejores prácticas agrícolas y garantizar estándares de calidad exigidos por los mercados internacionales.
Pese a los inconvenientes, la demanda de jengibre peruano sigue siendo fuerte. "Estamos explorando nuevas oportunidades en Estados Unidos y expandiendo su gama de productos, incluyendo jengibre fresco, IQF (Individually Quick Frozen) y jugo de jengibre. No obstante, las exportaciones a Europa siguen siendo una dificultad debido a los estrictos estándares fitosanitarios", concluye.
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Grober Galindo
La Campiña
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