"Siguiendo nuestra consolidada y apreciada costumbre, hemos estudiado y elaborado un informe sobre la producción de patata 2024 en Francia y Europa y las tendencias de consumo en Italia", dice Francesca Barbieri, product manager de Zanarini agromarketing and consulting.
"Hay que tener en cuenta que Francia es el primer exportador mundial de patatas e Italia es su segundo socio comercial en compras, después de España. Pero ¿cuáles son las razones por las que Italia importa tanto producto francés? Francia destaca por su gran capacidad de producción, gracias también a su situación geográfica, y es capaz de ofrecer una amplia gama de variedades, lo que se traduce en una oferta competitiva muy diversificada y de gran calidad. La campaña 2024 se caracterizó por un aumento del 7% de las superficies y rendimientos de entre 40 y 50 toneladas por hectárea, con una producción total de unos 7,5 millones de toneladas", expone Barbieri.
"En contraste con la tendencia media europea de los últimos diez años, los rendimientos en Francia también fueron positivos este año: +9% respecto al rendimiento medio de los últimos cinco años, +4% respecto a la media de los últimos diez años, +4,1% en comparación con 2023. En este país, el aumento de la producción está sobre todo ligado al incremento de la demanda de la transformación; de hecho, asistimos a una tendencia de consumo hacia el producto transformado, en detrimento del espacio para el consumo del producto fresco", prosigue.
"En 2024, la producción de la región NEPG (Bélgica, Alemania, Francia y Países Bajos) alcanzó los 24,7 millones de toneladas, lo que supone un aumento del 6,9% con respecto al año anterior. Como veremos más adelante, durante las últimas campañas se han producido claros movimientos de migración de parte del consumo a favor del producto industrial, erosionando cada vez más cuota de mercado del producto de mesa", indica la experta.
"En general, con un mercado en constante evolución y la posibilidad de aumentar las superficies cultivadas, los productores, aunque tentados de aumentar las siembras de patatas (también por las razones comerciales antes mencionadas), deben considerar necesariamente la tendencia general a la disminución de los rendimientos, con la consiguiente subida de los costes de producción por hectárea; otro frente de grave dificultad productiva tiene que ver con los consabidos y cada vez más impactantes cambios climáticos. Los elatéridos y, en Italia, la prohibición del uso de materias activas específicas, minan aún más la producción en su base", señala Barbieri.
"Estas premisas son la causa de la tendencia a la deserción productiva que en Europa, solo en la última campaña, provocó la pérdida de casi once mil hectáreas (datos de Unapa). La tendencia más preocupante se observa en el sector de la patata de siembra: de hecho, las fuertes lluvias han deteriorado la producción de semillas, lo que ha afectado negativamente a los rendimientos y a la sanidad del tubérculo, y ha provocado que grandes cantidades se conviertan en residuos", destaca Barbieri.
"Si se tiene en cuenta que para 2030 se espera un aumento del 70% de la demanda de la industria, es fácil ver la progresiva erosión de la superficie de productos de consumo. La industria transformada, aunque no ofrece contratos muy lucrativos a la producción, garantiza volúmenes y continuidad de compra a la cadena de suministro; ni que decir tiene que muchos productores prefieren ir en esta dirección, también a la luz del hecho de que las variedades destinadas a la industria son más rústicas, más resistentes a los problemas fitosanitarios y tienden a ser más productivas en términos de rendimiento", argumenta.
"Como ya se ha mencionado, el consumo en Italia también se inclina cada vez más hacia los productos transformados. Nueve de cada diez italianos compran patatas congeladas; en 2023, 110.500 toneladas de producto congelado, +8% respecto a 2022 (Il Sole 24 ore). Tradicionalmente, entre los productos congelados, la patata es sin duda uno de los más apreciados por su sabor y facilidad de preparación. En general, sin embargo, en Italia, más allá del producto congelado, el gasto agroalimentario sigue creciendo en 2024, aunque a un ritmo limitado, un 0,9% tras el importante aumento del 8,1% registrado en 2023 (Informe de Consumo 2025 publicado por Ismea). Mientras que los precios medios empiezan a mostrar los primeros signos de descenso, los volúmenes de compra de algunos productos vuelven a incrementarse".
"En el sector hortofrutícola, el gasto en hortalizas frescas y transformadas crece un 2,2% apoyado por el aumento de los volúmenes y los precios medios. La gran distribución sigue siendo el principal canal de venta, con un 40% del mercado; las tiendas de descuento también mantienen su tendencia positiva, mientras que los volúmenes de la distribución tradicional disminuyen. No obstante, desde nuestro punto de vista, sigue y seguirá existiendo un segmento de consumo de productos frescos de alta calidad", asegura Barbieri.
"Sigue siendo crucial para nosotros ser capaces de crear cadenas de suministro leales y estables para atender las necesidades de los clientes importadores de productos de consumo. Es fuerte y cada vez más evidente la síntesis profesional que se ha generado en los últimos 10 años en Francia e Italia, lo que denota que la profesión de 'empresario y productor de patatas' sigue siendo para profesionales del sector cada vez más conscientes del mercado de referencia", apunta.
"Establecer 'cadenas de suministro', es decir, canales de compra leales entre clientes y productores, será, por tanto, el verdadero reto en los próximos años. El verdadero elemento diferenciador será construir y ser capaz de mantener cadenas de suministro con un contenido de calidad sólido y continuo para garantizar la supervivencia de todos los eslabones de la cadena agroalimentaria", concluye Francesca Barbieri.
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